La soirée del palacio de Meres
La víspera de San Juan nos invitaron a la fiesta las hermanas Casilda y Consuelo. Era la presentación del libro “Bordando garzas”, de Casilda Ríu. Fue una fiesta preciosa, con familiares, muchos primos de la autora, algunos venidos de Madrid; una de ellas, reportera, en todo momento iba filmando todos los detalles.
A la entrada, dos soberbios caballos con sus jinetes; el mayor, de la casa, y el joven, alumno. Un poco más allá, y a las puertas de palacio, dos guapas amazonas, con máscaras, nos recibían. Entramos en el jardín. Todo dispuesto para la fiesta.
Visitamos el palacio, una excelente conservación, cuadros de la familia, lámparas, búcaros de flores, muebles de la época. Todo de la responsabilidad de Lainina, joven madre de tres hijos. Una anfitriona excelente, tanto como su madre, ataviada con traje blanco y largo y un espléndido mantón de Manila del mismo color.
La gente iba con algún detalle de época. El gramófono en el jardín y el piano debajo de la panera, adornados los pegollos con ramilletes de flores. Flores por todos los sitios. Un par de fotógrafos con el aparato antiguo.
Llega el momento de la presentación del libro. En el patio, rodeado de columnas, estaban las personas que harían la presentación.
El primero, un primo de Casilda, evocador, cariñoso y muy simpático. Luego la periodista Ángeles Caso, que comentó el libro y lo calificó de bueno. Después un amigo y vecino de La Cogolla, con mucho cariño y nostalgia del palacio de La Cogolla, destruido. Era ese sentimiento general.
Antes de todo, una prima, Isabel Uría, catedrática y hermana de Juan, el cantante de, especialmente, vaqueiras. Y luego la autora. Simpática, expresiva, cariñosa, con recuerdos entrañables para toda la familia, especialmente para su bisabuelo Manolo Uría.
Salimos al jardín, dispuesto para pasar una tarde deliciosa. Excelente aperitivo, música de gramófono y piano, cordialidad. En una familia de artistas, no podía faltar el broche final. La danza prima, dirigida y cantada por Laína madre.
La noche, víspera de San Juan, estuvo a tono con la fiesta asturiana. Nos despedimos con la impresión de una familia cordialísima, afectuosa, elegante.
Maruja Díaz González de Lena, Oviedo
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