El zar ruso y los arbeyos de Llanos de Somerón
El zar ruso y La Frecha nos vamos a Pajares, otro querido pueblín de la Asturias rural, y obligado se nos hace citar a una familia que, en él, ha hecho historia y la sigue haciendo. Y es la familia González de Lena, vinculada también a la nieve y al deporte del esquí. Creo que fue el abuelo el que dio el pistoletazo de salida a esas inquietudes hoteleras y deportivas que tanto prestigio han dado, y siguen dando, a la familia González de Lena. Buenos esquiadores hay en la, y sírvanos de botón de muestra Gelito, que llegó a ser campeón nacional de fondo, además de una gran persona. Como “El Chusco”, otro gran esquiador y persona, y amigo y compañero de Gelito, historia viva del esquí en Valgrande-Pajares, en donde la estimada familia González de Lena tiene su hito.
Llanos de Somerón, otro pueblín del puerto de Pajares, conocido por sus arbeyos de fama internacional, ya que hasta el zar de Rusia los llegó a comer. Al parecer, era su plato favorito, según le dijo el embajador ruso a nuestro Ramón Menéndez Pidal, que en Pajares tenía su corazoncito.Fue en una recepción en esa embajada, y Pidal le dijo a su titular que le iba a proporcionar los mejores arbejos a su zar. Que luego creo que los pedía a través de su embajada enMadrid. Hala, arbeyos de Somerón para un zar que debía de ser un fartón. Y los arbeyos como mejor saben son con jamón.
Hablar de Llanos de Somerón obligado se nos hace también recordar a un hombre excepcional como lo fue Silverio Abella, que era la bondad personificada, culto e inteligente y el factotum del lugar. Con una enfermedad progresiva, que terminó llevándole a una silla de ruedas,Silverio llevó su cruz con una gran resignación cristiana y fue todo un ejemplo de su hombría de bien. Me honro de haber sido amigo suyo, como le ocurre a otro amigo común, que mucho hizo por él, y me refiero a José Luis San Miguel, otra excepcional persona. Silverio Abella, como todos los buenos paisanos, era un enamorado de su pueblín de Llanos de Somerón, otro típico y hermoso lugar de la Asturias rural. Que en el de Pajares, desde Puente de los Fieros hasta el alto de Valgrande, todos sus pueblinos y aldeas tiene su historia y ricas tradiciones, amén de un sumo interés para el turismo autóctono y foráneo. Sobre todo en la estación invernal de Valgrande-Pajares, de tan gratos y “esquiables recuerdos” para uno.
Y esta anécdota de Pedro, un conocido paisano de Naveo. “La Confianza”, enFierros, era parada obligada de cuantos regresábamos de la nieve de Pajares-Valgrande, como allí lo era también en la casa de Los Manazas. Era la tarde de un domingo, y Pedro lleva allí la voz cantante. Uno de los nuestros, respondiendo a su pregunta sobre “qué facía o trabayaba, en la ciudá, además de fartucase de nieve con aquelles calzaures”. Nuestro amigo le responde que estudiaba Derecho en la Facultad de Oviedo, y Pedro, socarró le dice: “Home, rapaz, qué coincidencia, yo tamién estudié derechu, pero aquí, enFierros”. La carcaja es general, y el buenazo de Pedro, añade: “Si, hom, estudié derechu, de pie, porque chegué el últimu a la escuela y nun tenía sientu”·...
El puerto de Pajares, con su profunda y hermosa belleza agreste, sus montañas y sus bosques, sus pueblinos y aldeas, es una de las mejoras demostraciones de esa querida Asturias rural que aquí estamos evocando, rebobinando el tiempo y los recuerdos. Tan queridos y entrañables.
Ricardo Luis Arias
Aller
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