¡Ojalá regrese la decencia!
Éste fue el deseo que don Emilio Lledó, premio "Princesa de Asturias" 2015 de Comunicación y Humanidades, expresó desde las páginas de "El País" (25-5-2015) refiriéndose a su esperanza sobre las elecciones municipales y autonómicas: "Ojalá este domingo regrese la decencia".
En su frase quedaba implícito. Algo se había perdido y teníamos que recuperar, ¡la decencia!
Creo, modestamente (no me hagan caso, no soy nada modesta), que Oviedo lleva camino de recuperarla; tanto, que la ciudadanía ha rescatado a un buen representante de la misma. De la ciudad y de la decencia.
Efectivamente, me refiero a Wenceslao López, liberado al fin de las zancadillas de su partido político o de algunos de sus miembros, que le eliminaron del primer puesto en las elecciones de los años ochenta; después de hacer un magnífico trabajo como jefe de la oposición municipal en la primera Corporación democrática, tras la experiencia de la dictadura de las unanimidades.
Así y todo, Wenceslao López siguió en el PSOE porque él sí era socialista. Lo eran sus convicciones políticas. Continuó siéndolo aun después de otras artimañas que los malos socialistas emplearon contra él para dificultar su ascenso en el partido, utilizando el cambio de cerraduras para impedirle a él y a sus partidarios acceder a los ¿archivos?
Todo esto lo leí en la prensa de la época años ochenta-noventa y seguí fielmente su trayectoria como ovetense que soy no afiliada.
Pero los tiempos, o los vientos, fueron cambiando y ya los nubarrones no dejaban al PSOE contemplar el panorama con optimismo. El respeto por la trayectoria de Wenceslao López y su honestidad fueron al fin reconocidos por los ovetenses, que sabíamos cuáles fueron los polvos que trajeron estos lodos.
El partido le puso en la lista y nosotros, algunos ovetenses que siempre estuvimos en la preocupación por la vida municipal, le apoyamos. Pero a él. Modestamente, ahora sí y sólo con mi voto. Mi poder no va más allá.
También le apoyó el grupo surgido de un movimiento popular, Somos Oviedo, con diferencias y rencores hacia el PSOE, la AMSO, y a pesar del ninguneo despectivo del presidente de la autonomía, al menos gestual, le han apoyado con grandeza de miras, responsabilidad política y sentido de ciudadanía.
Celebro la generosidad o la estrategia de Somos Oviedo porque le votaron sacrificando incluso la posibilidad de acceder a la Alcaldía de Oviedo.
Oviedo, esta vez liberada de verdad de otro período de impunidad administradora y administrativa.
Mi voto secreto fue para Wenceslao. Se lo debía, como creo que se lo hubieran otorgado mis compañeros ya fallecidos de la Asociación de Vecinos de la Tenderina, barrio en el que viví y que me convirtió en ciudadana consciente.
Pero mi voto de gratitud va hacia los candidatos de Somos Oviedo, que no conocían, por muy jóvenes, las razones de mi respeto hacia el alcalde que ellos nos proporcionaron. Que me perdonen la traición de no haber votado a los amigos que tengo en su agrupación.
Como dijo un español muy conocido: "Perdonen, que no volverá a ocurrir". Lo digo por los años que tengo y que pueden impedir plazos más largos de democracia, al menos a mí.
Ahora, a por listas abiertas que nos permitan a todos borrar o añadir a quien no nos guste, incluso a los afiliados, para que no tengan que tragarse ningún sapo del partido.
Moriré sin haber tenido ocasión de votar en listas abiertas y elegir a un concejal de AP: don Luis Fernández-Canteli.
Ya no será posible porque ha fallecido. Pero su honestidad, al menos para mí, quedó libre de toda duda y toda época.
Fue un ovetense de derechas, concejal de AP, presidente del Ateneo de Oviedo, abierto a toda libertad de expresión durante su mandato y más fiel a sus convicciones morales que a los intereses de partido o de negocios interesados.
Quizá por eso "la derechona" de esta ciudad rechaza cualquier iniciativa de poner su nombre a una calle en Oviedo.
Se lo recuerdo. ¡Una calle para Luis M.ª Fernández-Canteli, exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo! Queda dicho.
María Eladia González
Oviedo
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