Ejemplo de estado de bienestar
Ante las continuas informaciones sobre las demoras en la atención que reciben los pacientes de los servicios públicos de salud en contraposición con la celeridad de los servicios privados, con el debido respeto me permito discrepar de las mismas. A continuación detallo la situación que me ha ocurrido hoy mismo en el Hospital de Cabueñes.
A las 9:04 horas acudo a urgencias por un problema en los ligamentos de mi rodilla. Soy atendido en recepción por una funcionaria administrativa, a continuación me acompaña una auxiliar a un primer contacto con la doctora de cribado; expuestos los síntomas, me envía a traumatología; soy auscultado por el doctor de turno con exploración física exhaustiva, todo con un trato correcto, profesional y me atrevería a añadir cordial. Me envía al servicio de radiología donde me hacen radiografías de ambas rodillas, de vuelta al doctor traumatólogo me explica detalladamente con visualización de las imágenes radiográficas en la pantalla del ordenador el alcance de la dolencia y el tratamiento a seguir, siendo alta a las 10:41 horas. Como puede comprobarse todo el proceso se desarrolló en una hora y 37 minutos.
¿Celeridad, demora?... Yo lo denominaría atención correcta, profesional y eficiente. Esto es la sanidad pública, lo otro son valoraciones más o menos interesadas, que por eso mismo, por tener interés, tratan de captar el mayor número de clientes para beneficio económico de sus negocios, y digo bien, negocios, que no son otra cosa la sanidad privada.
Alto y claro: tenemos un sistema de salud y unos profesionales sanitarios que a día de hoy son el mejor ejemplo de lo que debe ser el estado del bienestar al que modestamente aspiro desde la atalaya que me proporcionan mis 63 años de vida.
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