Llamazares, el guerracivilista
Desde que Gaspar Llamazares ha llegado a Asturias no ha dejado de mostrar su visión de la política típicamente comunista, más próxima al estalinismo que al fracasado eurocomunismo, formas totalitarias que hace tiempo están bien fallecidas y que, por lo visto, Llamazares quiere para Asturias. El mantra de la superioridad moral de cierta izquierda comunista por mucho que se repita no tiene más fundamentos que las proclamas de los que las pronuncian sin el menor sentido de la realidad histórica. Contra la voluntad de las urnas expresada por los asturianos, Llamazares pretende que sea él en Asturias y su colega Rivi en Oviedo quienes decidan quiénes deben gobernar en el Ayuntamiento de Oviedo o en el Gobierno del Principado. A Llamazares sólo le interesa olfatear el poder, aunque no tenga autoridad democrática para ejercerlo. Eso de no pasarán, aunque las urnas digan la contrario, es muy propio de las mentes reaccionarias como la de Llamazares y su forma de entender la vida social como contienda permanente y anulación de los contrarios como sea, de ahí el tópico llamazarista y guerracivilista: no pasarán.
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