La corrupción no pasa factura política
LA NUEVA ESPAÑA está siendo la palestra para dilucidar el delicado problema de los costes excesivos de la ampliación del puerto más importante de Asturias, El Musel. Dos abogados manifiestan sus diferentes posturas ante el mismo hecho, luego los dos no pueden tener razón. Al margen de los posturas de don Raimundo y de don Viliulfo, que, por lo que escriben en LA NUEVA ESPAÑA, alguno, según el otro, llega a la descalificación personal con argumentos ad hominem, lo cierto es que la corrupción no tiene ninguna consecuencia política en Asturias, como se está viendo a la hora de intentar lograr un Gobierno consensuado mínimo. Los a priori ideólogos de la derecha y de la izquierda están provocando un malestar en los asturianos, que ven que su voto sólo sirve para que los políticos se preocupen de asegurarse sus poltronas y sus sueldos. Un partido político que había hecho de la corrupción una línea roja para no pactar con nadie no sabe qué hacer ante los casos de corrupción surgidos en Asturias de todos conocidos y de los políticos olvidados, y parece que su voto ya está emitido a favor de lo que, dicen ellos, es la gobernabilidad de Asturias, y no importa quiénes ni cuántos sean los corruptos, hayan estado en la cárcel o hayan blanqueado millones de euros de dudosa procedencia.
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