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De los ayuntamientos y sus competencias: Oviedo

26 de Julio del 2015 - Justo Roldán (Oviedo)

El actual alcalde de Oviedo, que ha reiterado en muchas entrevistas su clara apuesta en favor de lo público, que facilitase un pacto con Podemos, dijo que el Ayuntamiento de Oviedo se encontraba vacío de competencias.

Estoy seguro de que mintió. De lo que ya no lo estoy tanto es si lo hizo a sabiendas o por ignorancia. Me inclino por lo último, con muchas reservas, evidentemente. ¿Y por qué mis reservas? ¡Hombre!, porque hasta yo, que no estoy metido en la política con futuro, sé que una de las razones, para mí la más importante, de la situación económica por la que atraviesan las corporaciones locales es debida, en mayor medida, al aumento de competencias que desde hace años han recaído en los entes municipales.

Este afán desmesurado por la descentralización sólo ha hecho que las autonomías descarguen sus también excesivas funciones en las diputaciones y éstas, a su vez, en los ayuntamientos.

Que los ayuntamientos no tenían infraestructuras para afrontar las nuevas competencias que les vinieron encima es un hecho evidente, que ha sido denunciado reiteradamente por sus regidores. Si a ello le añadimos la falta de presupuesto, no hay que ser muy lince en llegar a la conclusión de más endeudamiento, pues los servicios se tenían que prestar por ley, bien desde el propio organismo o desde acuerdos con entidades privadas, que hacían que las prestaciones fuesen más baratas que si las ejercían las corporaciones locales.

Si ahora, tal y como pretende el actual alcalde de la ciudad de Oviedo, quiere rescatar toda esa ingente legislación que obliga al Ayuntamiento a prestar unos servicios añadidos y en su mayoría sin consignación presupuestaria, diga lo que diga, sólo le queda acudir al aumento de los ingresos. Y como estos no vienen vía Principado de Asturias, ni vía del Gobierno de la nación, estos órdagos hay que sufragarlos con más impuestos y con más recaudación (por mucho que ahorren en lo superfluo) que sólo pueden salir de los ovetenses. Por cierto, así, también me hago populista hasta yo.

Si la organización del Estado español es la que es, los principales responsables de asistencia pública son los gobiernos autonómicos. A estos les siguen las diputaciones y, por último, los municipios. Hoy, la redistribución de la asistencia y de los servicios obligados por ley son todo lo contrario. Pasan por el Ayuntamiento y terminan en las comunidades autónomas. Sin que los más cercanos al ciudadano, caso de los consistorios, estén bien sostenidos por los entes superiores, para poder garantizar las obligaciones que la ley les impone.

Todo esto nos lleva a alguna conclusión: una, es aquella que tan demagógicamente se está vendiendo. Y que es la que defiende la iniciativa pública sobre la privada. Y que en muchos casos abogan por la desaparición de ésta última.

Hacen de lo público una loa que viene a garantizar desde la no corrupción hasta la del abaratamiento del coste de los servicios municipales. Sobre lo primero, la historia de España, no sólo la de Asturias, demuestra palpablemente que desde la llegada de la democracia y las políticas socialistas no han hecho más que demostrar que a mayor poder público, mayor corrupción. Ponerme a citar ejemplos es hacer de menos a quienes me leen, que saben perfectamente que los casos de robo y expolio se han producido en aquellos organismos donde lo púbico tenía mayor presencia.

Por ello, debo afirmar y afirmo que a mayor aumento del poder público más aumento de la corrupción pública. De ahí que eslóganes muy influyentes como falsos, con textos como "lo público se defiende, no se vende", no sean más que eslóganes que hoy parece que calan dentro de quienes esperan un cargo público antes que cualquier otro privado. Por ello, algunos seguimos defendiendo que lo público se podrá defender en calidad siempre y cuando haya quien pague esa calidad. Porque vivimos en una sociedad de mercado y no en una donde el Estado sea el patrón de todos. Por lo tanto, no puede decir nadie, sin faltar a la verdad, que cuando se hable, por ejemplo, de que pueden sobrar universidades, que sólo sobren las veintiocho privadas (opinión del concejal de Somos y licenciado en Medicina, hoy en el Ayuntamiento de Oviedo). Si sobra alguna, será aquella que nos sitúa en la cola del "Informe PISA" y en el ranking de la universidades en los últimos lugares. Y no aquellas, como también manifestó un médico de familia, que obligan a asistir a las clases y, por lo tanto, son prescindibles.

La libertad es la libertad, sin condicionamientos por parte de ningún Gobierno. Todo lo que coarte la iniciativa particular no es libertad, es dictadura, lo apruebe la mayoría o no.

Conclusión: utilicemos de lo público sólo aquello que nos podamos permitir. Y de lo que nos podamos permitir, aquello que salga más barato. Así me entienden todos.

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