Ante los cambios en las parroquias
En estos días en que el Papa Francisco está realizando un viaje por Ecuador, Bolivia y Paraguay, procuro seguirle a través de los medios de comunicación.
Hoy me he encontrado con unas palabras que pronunció en un encuentro con el clero, religiosas, religiosos y seminaristas en el santuario nacional mariano de El Quiche que me llamaron la atención por dos razones: en primer lugar por ser palabras improvisadas –de hecho entregó el texto del discurso que tenía preparado al presidente de la conferencia de religiosos para que lo hiciera público después, ya que no iba a leerlo– y, sobre todo, porque me parecieron muy oportunas para esta época del año en que nuestro arzobispo realiza cambios en determinadas parroquias, lo que lleva a protestas por parte de algunos feligreses que censuran sus decisiones. Las palabras del Papa Francisco a que me refiero son: “Un consejo de hermano, todos los días, en la noche quizá es lo mejor, antes de irse a dormir, una mirada a Jesús y decirle: ‘Todo me lo diste gratis’, y volverse a situar. Entonces cuando me cambian de destino o cuando hay una dificultad, no pataleo porque todo es gratis, no merezco nada. Eso hizo María”.
Pienso que estas palabras deberían hacernos reflexionar. Ésta es la actitud –para los sacerdotes a los que les puede suponer un esfuerzo comprensible el cambio– pero también para los feligreses. Es una buena noticia que nos cueste que abandonen nuestra parroquia, señal de que estábamos contentos con ellos, pero no se lo hagamos más difícil. Confiemos en que el arzobispo tiene la autoridad, el deseo de hacer las cosas lo mejor posible, y muchos datos y razones que no conocemos, y apoyemos a los sacerdotes con nuestro agradecimiento, con nuestra oración y con buena acogida al que llega, al que seguro que en su anterior parroquia también echan de menos.
María Teresa Álvarez Sánchez
Oviedo
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