Nuestro muelle de Candás
A ti, si a ti, que por estar empadronado en este pueblo te crees con todos los derechos de venir a cambiar cosas. Que sepas que no es lo mismo tener un papel donde dice que vives y otra cosa muy distinta dónde convives.
A mí no me estorbas, pero no vengas a cambiar mi pueblo en tu provecho. El comprar una lancha e ir de vez en cuando a la mar no te da el título de marinero ni vecino de Candás.
Yo sé que para ti eso son sólo unas piedras y una arena contaminada, pero para nosotros eso es nuestra historia, ahí en ese punto precisamente nació el muelle de Candás. Y escucha que digo muelle y no puerto, porque para nosotros, los que nacimos, crecimos y vivimos aquí, siempre será el muelle.
Hemos mirado para otro lado cuando habéis puesto rejas, cadenas y candados, y de una propiedad pública ya casi la hacéis privada, pero por esto que queréis hacer no pasamos.
Que sepas que en esa arena que ahora queréis cambiar por cemento hemos jugado al balón, nos hemos bañado, hemos cogido cangrejos y forma parte de nuestras vidas.
Eso, los que tenéis a la mar por un parque temático nunca lo entenderéis, pero yo ahí sigo viéndome de niño jugando y disfrutando, y no voy a consentir que tú pongas fin a mis recuerdos. Yo de esos recuerdos no quiero vivir, pero sí que vivan en mí.
Aquí de esa mar que vemos vivieron toda la vida nuestras familias y muchas pagaron un precio muy alto, yo he visto más color negro que blanco en mi niñez y en mi casa, y como en la mía, en muchas, para que ahora queráis poner zona azul en la mar.
Ya hemos aguantado muchas aberraciones en este Candás para ahora tener que ver todavía más. No vamos a cambiar piedras por aparcamiento porque son nuestras piedras, ni tampoco la mar por una zona azul para vuestras lanchas.
No quiero para mis hijos ni para mis nietos un futuro donde tengan que pagar entrada para ver una puesta de sol. La mar es de todos con lancha y sin lancha, y el muelle forma parte de nuestros paseos y de nuestro pueblo. En esta vida no hay por qué hacer de todo lo que nos rodea una inversión.
No intentéis cambiar lo que un pueblo ama con sus defectos porque así lo hemos conocido y heredado. No queremos perder como pueblo la poca identidad que nos queda.
Seguramente estáis empadronados aquí, pero para llegar a la categoría de vecinos de Candás se necesita algo más, hay que mamarlo y entenderlo, y eso es un sentimiento.
José Antonio González Cuervo, Candás
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