Inspectores de Educación, ¿para qué?
Imbuido del espíritu sanferminero y dado que hace poco me han hecho formar parte de las "clases pasivas", voy a ver los toros desde la barrera.
Veo al inicio del curso escolar, al principio del callejón, a los maestros y maestras dispuestos a iniciar la carrera intentando evitar que antes de llegar al final les arrolle el toro de la burocracia administrativa. Algunos serán arrollados porque les pondrá la zancadilla el inspector de turno. Sólo tenemos que ver en los medios informativos cómo se trata a los docentes cuando existe un caso de acoso y la indefensión administrativa en que se encuentran, o la actual situación en que está el Instituto de Arriondas.
Es cierto que la Inspección ha evolucionado desde aquellos tiempos en que el alférez provisional que usurpaba el puesto del maestro del pueblo nos instaba a ponernos la mejor ropa que tuviésemos (como si no supiera que sólo teníamos una) al día siguiente, en que nos visitaría el "señor inspector"; éste llegaba y preguntaba: "A ver, Francisquín, dime la lista de los reyes godos... Muy bien. A ver, Carmencita, dime ¿quién es el recio sucesor de esa recia estirpe que ahora nos dirige como guía espiritual de Occidente...? Muy bien", hasta los actuales, que vienen a los centros a nombrar directores, que, a ser posible, les causen los mínimos problemas posibles, lo que encuentran normalmente entre los más trepadores, desertores de la tiza que no están involucrados en el centro, rechazando la participación de aquellos que al ser muy trabajadores y realizar muchas actividades es más posible que produzcan algún problema.
En casi cuarenta años de enseñanza no encontré ni uno solo que favoreciese la labor educativa y sí bastantes que pusieron trabas a la misma. Todavía en el día de hoy muchos profesionales de la enseñanza se incomodan, por no decir se asustan, cuando va a venir un inspector.
Si, como se dice, en Finlandia existe la mejor educación del mundo y allí no existe la figura del inspector, aquí se mantiene esa figura, residuo del opresor y rancio sistema educativo franquista, ¿para qué? Acaso no nos interese mejorarlo, ¿acaso no sería mejor invertir todo lo que cuesta esa cohorte de inspectores, jefes de inspección, secretarios, oficinas por cada zona... en formación del profesorado?
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