Homenaje a los abuelos

El próximo domingo, día veintiséis del presente mes de julio, se celebra el Día Internacional de los Abuelos, día que por cierto cada año pasa muy desapercibido, ya que el comercio no hace excesivo eco de dicha celebración, posiblemente sea porque el papel de los abuelos, hoy, sea considerado en nuestra sociedad como personas de tercera clase que no precisan más que cariño. ¡Qué gran equivocación! Así que las palabras, los besos y los abrazos, sin regalos, son más que suficientes y no son mercancía de compra y venta que hay que publicitar.

En fin, que a pesar de esta obviedad, los abuelos están desempeñando un importantísimo papel en el cuidado y la educación de los nietos. Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, los abuelos en España dedican una media de seis horas diarias al cuidado de sus nietos, y con motivo del homenaje de este domingo a los abuelos, aprovecha para advertir de las consecuencias negativas que puede tener la sobrecarga de tareas en las personas mayores.

Es muy cierto que abuelos y nietos son una especie de placentera y necesaria simbiosis, pero no podemos ignorar que las consecuencias para los abuelos, cuando los nietos son una carga, pueden conllevar problemas añadidos a sus naturales deterioros físicos. Tampoco para los nietos la permanencia diaria en convivencia con personas mayores es del todo beneficiosa, ya que sus básicas necesidades --juegos, movimientos, alegría desorbitada, etc.-- no pueden ser satisfechas por completo. Yo creo que esta convivencia debe ser pactada entre padres y abuelos, de forma que los beneficios de la sin par relación abuelos-nietos sea beneficiosa para ambos.

Uno de mis nietos hace días me preguntaba: abuelo, ¿cuántos años me faltan para ser viejo? Me sorprendió la pregunta por la preocupación que ella parecía desprender. ¿Y para qué quieres saberlo?, le dije. Todavía te queda mucho camino para vivir joven. Es que yo no quiero ponerme tan feo como los viejos, como el abuelo de mi amigo Marcos... Sinceramente, esta preocupación infantil me llevó a una más que profunda reflexión. De niños pasamos a adolescentes y de adolescentes a adultos sin apenas darnos cuenta, como si se tratara de un paso normal en el que nos seguimos sintiendo activos, ilusionados, jóvenes en una palabra. Clarísimamente lo dejó escrito el dramaturgo francés, Jules Renard: "la vejez existe cuando se empieza a decir: nunca me he sentido tan joven". Sí, es un paso definitivo, pero hay que mantener erguido el árbol para que caiga majestuoso a la tierra, cuando llegue el hacha del talador

Estamos rodeados de personas que no aceptan la vejez como una etapa natural de sus propias vidas. Es como si no acabasen de entender y asumir que eso de envejecer también les concierne a ellos. En una ocasión le preguntaron al célebre médico psiquiatra Carl Gustav Jung, fundador de la psicología analítica, cómo llevaba su vejez. Jung, que ya pasaba largamente de los ochenta años, respondió: "Tengo un buen recuerdo de ella, pero ya pasó". A ver si con esto nos entretenemos y un día podemos decir, como Carl Jung, que tenemos un buen recuerdo de la vejez.

Sea, pues, bien venido este día de reflexión y cariño hacia los mayores aunque pase con mucho desconocimiento y poco debate de los medios de comunicación. En definitiva, bueno será recordar que la jubilación anticipada genera abuelos liberados del trabajo profesional y con mucho tiempo libre para ellos y su entorno. Los abuelos de hoy son personas jóvenes que deben ser respetados en su autonomía e independencia, que deben seguir integrados en la sociedad en un constante reciclaje para no perder el tren de la modernidad. De ninguna manera pueden quedar anclados en el pasado.

Los actuales abuelos deben ser personas sosegadas y con capacidad de mostrar el lado bello de la vida, capaces de hablar con sus nietos de cualquier tema que a ellos les interese, capaces de conjugar sin nostalgias el pasado, el presente y sobre todo el futuro. Los abuelos, asimismo, deben transmitir toda clase de valores humanos, porque para muchos nietos son el mejor paisaje que puedan contemplar desde su ingenuidad, magia y lógica, le mejor respuesta a su incipiente despertar, repleta de curiosidad, interrogantes, ilusiones, etc. Por ello, habría que poner punto final al concepto ancestral de abuelos cronistas nostálgicos del pasado, receptores pasivos de cuanto les vaya cayendo. Voluntad de cambio, diálogo, actualidad, comprensión, etc. Etiquetas estas que reivindico para todos: abuelos y abuelas en general.

Felicidades, pues, en vuestro homenaje el próximo domingo.