Una felicitación a Sobrescobio desde Caracas
Como todas las mañanas, inicio la jornada con la lectura de la prensa regional, y acabo de leer la noticia «La Comunidad Vecinal de Sobrescobio, premio al pueblo ejemplar». Parece un espejismo, la he vuelto a releer y mi primera reacción fueron las llamadas telefónicas de rigor, esposa, hijos y Marcelino, el alcalde, para transmitir mi más cordial enhorabuena a todo el concejo, para, acto seguido, proceder a intentar plasmar por escrito mis emociones emanadas de tan grata noticia.
Después de varios años de intentos, siguiendo de cerca y con nerviosismo la votación, esperanzados todos en haber sido elegidos, va y en este año 2009, que por motivos laborales me encuentro a miles de kilómetros de mi querido Rioseco, sin conocer ni siquiera que se estaba votando en estos días, el sueño se convierte en realidad, la noticia me coge de sorpresa.
No me avergüenzo en absoluto de decir que la emoción, acrecentada por encontrarme sin nadie cercano con quien compartir estos momentos de felicidad, ha hecho que aflorarán las lágrimas a mis ojos. Pero, tranquilos, ya las he secado y estoy como nuevo.
Enhorabuena a todos los coyanos, porque el premio es de todos y tiene que tener un significado especial, es un avance hacia el futuro. Pensar que esto no es la fiesta lúdica que pasa fugazmente con la vista de los Príncipes y autoridades, acompañados de los medios masivos de comunicación que el acto amerita, que no es salir en la tele y en unos días pasó todo.
Este premio tiene que convertirse en la base sólida que, empleando un término, aunque económico, tan en boga, sea la globalización municipal, la integración definitiva de todos los pueblos del concejo, cito, por orden alfabético: Campiellos, Ladines, La Polina, Rioseco, Soto de Agues y Villamorey; para consolidarse en esa situación privilegiada que disfrutamos y dejar a un lado los pequeños localismos que en ocasiones acaban siendo piedras en el camino, quitémoslas.
Mi total reconocimiento a todas las sociedades y asociaciones del concejo –de dos de ellas, por cierto, soy socio–, que han hecho posible este galardón, y que sirva el mismo de estímulo para seguir por los distintos caminos trazados por cada una de ellas.
Un recuerdo muy emocionado y especial para mi buen amigo Vicente Álvarez (q. e. p. d.), que desde el comienzo trabajó y mantuvo una gran ilusión por el logro de esta meta.
De corazón, un abrazo a todos; aunque sea un largo viaje, estaré con vosotros para disfrutar esa jubilosa y esperada jornada a finales de octubre y ¡ojalá que no llueva!
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