España posible
Invocar a "España" es abrir la caja de los truenos de Pandora. El nombre de nuestro país no suena neutro a muchos oídos interesados. Concita una representación de imaginarios henchidos de tipismos, simpáticos o dolientes, e hitos históricos ribeteados de glorias sagradas, ajenas a lo ciudadano. Trae consigo cargas emocionales extremas.
Connotaciones de incivilidad, complejos y leyendas negras. Asociaciones de inconscientes colectivos con opresión y atraso. O, por el contrario, vínculos con patrioterismos excluyentes, sean de cuño monolíticamente uniformizador y autoritario, sean de signo fragmentador y secesionista. Mas también existe "una tercera España" a construir, la de la senda tranquila pero firme, la del índice de desarrollo humano y mejora de las condiciones sociales, constitucionalista democrática a la altura de este tiempo.
La situación territorial actual se debe a manipulados laberintos históricos, tragicomedia que conduce a pensar en un Estado constitucional fallido. A la globalización posmoderna, que paradójicamente lleva al florecimiento de lo comunitario identitario como valor cercano y cálido, para no desaparecer o ser engullidos del todo por una cultura únicamente economicista y sobre la que no tenemos control. Así como al aprovechamiento de la crisis y el malestar para buscar chivos expiatorios en el denostado "centralismo opresor".
Las Españas multiseculares es un territorio con una diversidad interna similar a la de cualquier otro Estado del entorno desarrollado. Ahí están los escoceses/galeses, lombardos o padanos, sicilianos, sardos, bretones, corsos, flamencos, bávaros, los rompecabezas étnicos de casi toda Europa Oriental, etcétera.
Tal vez no hemos sido capaces de crear realmente un nuevo Estado nación democrático en el que todo el mundo se sintiera a gusto, admitiendo que España existe pero es plurinacional. Así, no extraña que generaciones de ciertas autonomías hayan sido ya adoctrinadas en el desprecio e ignorancia de lo que une y no separa, cayendo a su vez en versiones de "verdad única" para sus pequeñas patrias.
Es preciso tender puentes, refundar sobre bases posibilistas pero optimistas esta tierra europeísta y de gran proyección iberoamericana. Nación de libres e iguales... hermosísimo proyecto pluralista a consolidar.
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