A algunos sólo les falta embestir
José Luis Valladolid Lucas, alcalde de Villares del Saz, Cuenca, ha saltado a la palestra mediática al haber llamado "puta barata podemita" a Cristina Maestre, que es la portavoz del PSOE en Castilla-La Mancha.
Si lo que pretendía este alcalde de Villares del Saz era encumbrar a su pueblo en el mapa, vive Dios que lo ha conseguido. Aunque resulta muy dudoso que a los poco más de 500 habitantes de este municipio conquense les satisfaga el motivo por el que su pueblo acaba de saltar a la fama.
A este político popular no se le ocurrió mejor forma de criticar a la citada portavoz del PSOE que dedicarle en su perfil de Facebook tres rotundos adjetivos descalificativos, ya sobradamente repetidos estos últimos días. En el primero la situó entre las mujeres que ejercen la prostitución. Debió de parecerle insuficiente y con el segundo la colocó entre las que practican esa actividad por menos precio. Para rematar la faena, utilizó el término "podemita", dando a entender que para él existe una relación directa entre el oficio más viejo del mundo y un partido político que ha emergido con mucha más fuerza de la que el regidor popular posiblemente desearía.
Cuando sus soeces afirmaciones provocaron el lógico alboroto, reaccionó pidiendo "mil veces perdón", por lo que consideraba simplemente un comentario desafortunado. Y aún le sobró desfachatez para afirmar que no había sido su intención "insultar a esa señora", despreciando la inteligencia del resto de los ciudadanos. Entonces, ¿qué dirá cuando pretenda insultar?
El PP, por su parte, reprobó su conducta, pero se limitó hasta ahora a anunciar que la estudiará el comité de los derechos del partido. Si la reacción del Partido Popular no es lo rápida, rotunda y terminante que merece semejante personaje, habrá que colegir que opta por situarse en el mismo lado que él.
Antonio Machado decía: "De diez cabezas, nueve embisten y una piensa". El lado en el que ubicar al citado alcalde conquense no ofrece dudas. Porque por mucho que se haya apresurado a pedir perdón, comportamientos de este calibre son intolerables. Lo mínimo que se le puede pedir a un político es educación y respeto por las opiniones de quienes piensan diferente. Se trata de uno de los principios fundamentales de la democracia.
En nuestra España de hoy hay centenares de noticias para hacer buena información, pero aquí nos centramos con frecuencia en los desahogos groseros de un bruto de un pueblo de 588 habitantes, 588. Convirtiendo en noticia general e insistente la burrada de uno de los electos con menos representación en nuestro país, lo que demuestra que buena parte del periodismo está bañándose en las aguas sucias del frikismo.
Se puede entender que quiera explotarse toda estupidez política de alguien del PP, pero que se convierta en el drama nacional la frase del alcalde de 588 vecinos es de una considerable desmesura, que su autor genera alguna conmiseración.
Aunque quizás ahora ciertas televisiones lo contraten para sus debates políticos, para que incremente las bobadas generales, convirtiéndolo, así, en estrella de la intelectualidad.
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