Holgazanería parlamentaria
No es que el Principado de Asturias, bajo el timón político de Javier Fernández, se haya caracterizado precisamente por su dinamismo en las tareas de gobierno ni en la defensa de los intereses de nuestra región ante el Gobierno central; pero de eso, a que después de un larguísimo período de brazos caídos, ahora que, contando in extremis con la ayuda de los de siempre, se ha vuelto a hacer con las riendas del Gobierno regional, en lugar de ponerse a trabajar para intentar recuperar parte del tiempo perdido, se permite el lujo de alargar sus vacaciones hasta el próximo mes de septiembre, completando, ni más ni menos, que cinco meses de ocio, mientras que los problemas de Asturias siguen aparcados en vía muerta, no es de recibo y merece el rechazo y reprobación de todos los asturianos, salvo el de aquellos que siempre han vivido y viven a la sombra del líder político, claro. En otras palabras, los que su único y meritorio trabajo consiste en decir siempre, por expresarlo en lengua suajili, si bwana
La pasada legislatura, después de que el cansino y apático Javier Fernández tomara el relevo del entonces redivivo y ahora evanescente Francisco A. Cascos, que tras una nefasta y brevísima gestión de poco más de 10 meses tuvo que abandonar el barco, sorprendiendo a propios y extraños ante su incapacidad e incompetencia para gobernar, Asturias no solo no ha dado un paso adelante en el concierto nacional, sino que cada vez nuestra distancia es mayor con respecto a las autonomías punteras. Ahora, con un nuevo Gobierno del que se tienen serias dudas que pueda dar un giro real a las políticas ineficaces que ha seguido el anterior ejecutivo, el inicio no ha podido ser más premonitorio: vacaciones pagadas por el erario antes de comenzar su tarea. Es tan alucinante como si una empresa contratara a un trabajador y, en lugar de incorporarse de forma inmediata a su puesto de trabajo, le diera un mes de vacaciones pagadas por anticipado. En fin, todo parece que, desgraciadamente, lo que nos espera será más de lo mismo; o sea, otra nueva ocasión perdida. ¿Qué mal habremos hecho los asturianos para merecernos tan duro castigo? Y, lo más preocupante: ¿Hasta cuándo?
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