Ingenieros selectos
Este pasado fin de semana se publicó en LA NUEVA ESPAÑA un reportaje sobre mis experiencias personales, culminado el lunes, que redactó mi buen amigo Javier Neira y que agradezco sinceramente. Es indudable que un escrito de ese tipo presenta siempre algunas deficiencias, inexactitudes, omisiones, etcétera, originadas por el entrevistado o el periodista. Muchas veces no tienen importancia; otras, como la omisión que hoy refiero, creo que sí.
Se me preguntó por mi opinión de los estudiantes varones y mujeres, a lo que respondí que tuvimos y tenemos la suerte en Minas de tener chicos francamente destacados, y añado que escogieron la carrera por vocación, que no aprovecharon ningún artificio para pasar con el mínimo esfuerzo, que trabajaron duro y que han salido graduados espléndidamente. También le dije a mi entrevistador que ellas eran las más trabajadoras, constantes, con mejores notas y colectivamente más destacadas, y añado que con un gran éxito profesional en su actividad posterior.
Ante la carta de María, estupenda alumna que realizó conmigo el proyecto fin de carrera de forma exitosa y que, felicitándome, me recrimina el posible desaire hacia los buenos estudiantes, tras leer mi entrevista, le ruego publique esta aclaración ante la omisión que refiero, yo sé que involuntaria.
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