Casi 40 años vividos siempre con alegría
Después de casi 40 años de trabajo en la Cámara de Comercio de Oviedo, ha llegado la hora de dejarla y plantearme otro estilo de vida.
He tratado de despedirme de todas aquellas personas que a lo largo de este gran período de tiempo han influido en mi vida laboral, y, en ocasiones, en mi vida personal. Ante la imposibilidad de hacerlo por carta de muchas de ellas, quiero aprovechar este medio que me brinda LA NUEVA ESPAÑA para hacerlo de todos en general.
Han sido años ilusionantes, complicados, estresantes y llenos de luces y sombras, pero los he vivido siempre con alegría y disfrutando en todo momento de lo que hacía.
No puedo olvidarme de don Miguel Angel Fernández Coronado, primer secretario general, de quien dependí, y a quien siguieron Jesús Torres García y Fernando Villabella Patallo. Detrás de su carácter irascible (siempre esperaba que me diera una colleja cuando se enfadaba), se escondía una persona entrañable y con la que seguí en contacto hasta su fallecimiento, y hoy sigo manteniendo una afectuosa relación con su mujer, Paz, y sus hijos, Miguel, Paz, Jesús, Luis y Natalia.
Quiero recordar también a don José Antonio Coto, primer presidente con el que trabajé directamente a partir del año 1988, cuando empezamos con los preparativos del centenario de la Cámara de Comercio de Oviedo y organizamos la venida del entonces Príncipe Felipe, para que inaugurara la nueva sede. Con el señor Coto aprendí a relativizar las cosas, a tomarlas como venían, siempre con ánimo positivo. Jamás olvidaré la entereza con la que afrontó el repentino fallecimiento de su hijo Pablo y el ejemplo que nos dio a todos. Tampoco puedo olvidar a su mujer, Pilar, ni a sus hijas, Covi y Carmen, quienes siempre me trataron con afecto y cordialidad.
Con Jesús Serafín Pérez Díaz descubrí cuáles eran las funciones de una secretaria de dirección en la empresa privada y lo intenso de ese trabajo.
Siguieron Severino García Vigón y Fernando Fernández-Kelly, con quien cierro estos 40 años y a quien tuve ocasión de conocer siendo él presidente de la AJE, en los actos del I Centenario cameral.
Respecto a los personas que formaron parte del pleno corporativo durante ese período, no puedo por menos que recordar a Juan Carlos Rodríguez Menéndez, de Cafés El Gallego, y a quien sucedió su hijo Carlos Manuel Rodríguez Peláez; a José Luis Arboleya, sucedido también por su hijo Luis Fernando Arboleya; a Ismael García Villar y Antonio González Lamuño, fallecidos prácticamente en un mismo período de tiempo… y muchos más que resultaría muy largo de enumerar en este espacio. A todos ellos, gracias, gracias de corazón por el trato cordial y afectuoso que siempre me han dado.
Hoy en día las cámaras están pasando por momentos un tanto difíciles, como tantas y tantas empresas. Pero pienso que lo que caracteriza a estas instituciones centenarias es su empuje y sus ganas de salir adelante. Me precio de tener excelentes relaciones con mis compañeros de las cámaras de Avilés y de Gijón, y sé por experiencia que son todos excelentes profesionales con la ilusión de que nuestras entidades vuelvan a gozar del prestigio que en su momento tuvieron y están dispuestos a darlo todo a la más mínima oportunidad.
Gracias también a los amigos que dejo en FADE, empezando por su director general, Alberto González, y continuando por Graciela, Rosa, Xuanín, Marga, Susana, etcétera. Un abrazo para todos.
Esperanza Vizcaíno, secretaria de presidencia
Cámara de Comercio
Oviedo
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