Que nada se desperdicie... ¡Ahorremos en todo!
Desde niña Marta de Betania destacó por sus miradas alrededor suyo: vio su casa con jardín, plantas, flores, animales, aves... vio el amanecer y anochecer, y con sus padres conoció a su familia, vecinos y mucha gente por la calle y los sábados en la sinagoga. Un día se acercó a un callejón y vio a dos niños muy delgados que se acercaron y le dijeron: "Tengo hambre". Rápido, Marta sacó el bocadillo y lo partió en dos trozos, que les dio. Y en ese momento oyó a sus padres: "Marta, lleva cuidado"... "Mamá, sólo les di mi bocadillo". Ese mismo día decidió recoger los trozos de pan enteros o rodajas y, ayudada de su madre, lo que sobró del cocido y, por la tarde, acompañada de ella, lo llevó a los dos niños. Luego con la sirvienta de casa aprendió el arte de cocinar y a limpiar juntas; así, en estos menesteres ambas cantaban contentas. Pasaron los años y un día oyó al Señor Jesús: "Que nada se desperdicie". Ella, "la señora Marta", con otras señoras, junto con sus criadas, iban a entregarles la comida: querían ser fieles a lo pedido por el profeta Moisés: el diezmo de lo obtenido cada mes. La tradición cristiana nos presenta a este grupo unido de señoras y criadas y enseña y dice tantas cosas buenas a nuestra triste alta sociedad que "contrapone señoras y criadas".
Señorita Marta, "hospedera de Jesús", ahora "patrona de las señoras y sirvientes del hogar" que se preocupan, con cariño, del hambre de los de casa y de los "otros familiares" que tenemos en los hogares pobres.
Y nosotros, ¿qué? Porque el próximo primer domingo de mes, 2 de agosto, tenemos la colecta mensual para los pobres por medio de Cáritas. ¿Queremos ayudarles nosotros también? Para dejar el donativo en la cesta, no se necesitan sobres especiales para poner "la parte de mis pobres": sirve cualquier sobre de carta recibida tachando los datos personales o, lo más habitual, con nuestras manos generosas. Así nada se desperdicia y ahorramos en todo... Y felices, más daremos a los necesitados.
José Fuentes y García-Borja, canónigo de la Catedral,
Oviedo
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