Alfa y Omega
En todas partes hay ruido, un ruido ensordecedor murmullos y risotadas... gritos, gestos y llamadas...
¡Pero nadie nombra a Dios!
En un feliz cumpleaños, parabienes, mucho amor. Se cuentan miles de historias... serias... gratas... irrisorias...
¡Pero nadie nombra a Dios!
En un viaje muy largo que el entusiasmo formó... Se visitaron ciudades.... todo eran novedades...
¡Pero nadie nombra a Dios!
En las grandes recepciones llama siempre la atención que se engolan... ¡hablan! ¡hablan!... bien preparadas palabras...
¡Pero nadie nombra a Dios!
Hay crisis, se tambalea, todo el sistema en vigor. En el Senado discrepan para atajar esa grieta...
¡Pero nadie nombra a Dios!
... Y Él es el Alfa y Omega, el que forma nuestro yo.
¿Por qué aparentan vergüenza y demuestran tal tibieza si es que alguien nombra a Dios?
Dentro del alma sabemos que Él reside en su interior, que el bautismo dejó impreso y marcado con su fuego
¡El santo nombre de Dios!
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