La mirada
Al hombre le dieron la opción y eligió los ojos de su madre. Para poder verse a sí mismo nacer, llorar, reír y saber con exactitud en qué momentos supo como herirla. Mira, fíjate bien, ahora mismo voy a mentir. Pensaba que lo hacía mejor... Poco a poco revive toda su existencia desde fuera, como un espectador de su propia película y llegado el momento, se ve a sí mismo elegir los ojos de su madre. Así se observa observar, creando un círculo del que ya no puede salir. Pero tampoco es que quiera. Porque en cada vuelta se entiende a sí mismo un poco mejor.
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