Las "superwomen" de las escuelas infantiles
Mamá naturaleza en seguida comprendió que aquel precioso bebé humano necesitaba el calor, el apoyo, el consuelo, la risa, las dos manos y los dos ojos para garantizar la especie. Ese pequeño absorbería todas sus fuerzas y la mujer pare casi siempre un hijo. La supervivencia lo requería.
Este verano puede ser un buen momento para que las administraciones, cómplices en anteponer el euro a las necesidades emocionales y físicas de los más pequeños, comprueben por sí mismas lo que sucede.
Inviten, señores y señoras concejalas y consejero de Educación, a sus ocho sobrinos de menos de un año, a sus trece vecinos de menos de 2 o a los dieciocho amigos de sus hijos de menos de 3 años a pasar un día en su casa, sólo con ustedes.
Pensamos que tienen recursos y formación, como nosotras, y que saben transformarse en un minuto en bailarinas, payasos o paños de lágrimas. No olviden cambiar pañales mirando a los ojos y darles de comer...
Mantener la calma y librarse del paracetamol será todo un reto.
Llegado septiembre, si llevan a alguno de sus hijos a una escuela infantil con una sola profesora en el aula la mayor parte del tiempo, tal como nos hacen creer que es suficiente, y encima contratan que sea educativa... ¿Creen que es ético no haber hecho nada por esos niños y por esas superwomen?
Piden que las Mary Poppins que allí estamos aguantemos un decreto que establece ese criterio por aula... a costa de la seguridad, la calidad y la salud.
Esto no es un juego, la pelota está en su despacho.
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