La eterna polémica de la llingua
Aunque la polémica sobre la normalización del bable o asturiano se viene manteniendo en Asturias desde hace muchos años, siempre son los mismos, los de siempre, los que de vez en cuando, de manera machacona, vuelven a la carga para tratar de convertir las hablas vivas de nuestra región en una especie de jerga in vitro que, desde largo, vienen presentando como llingua asturiana con la pretensión de conseguir la cooficialidad, asunto en el que continuamente insisten aprovechando la influencia sobre el Gobierno de turno, máxime en este momento en el que el PSOE está apuntalado, aunque de forma muy débil, por IU. Las declaraciones de Llamazares, publicadas en La Nueva España el pasado sábado, día 8 de agosto, pidiendo la creación de una Viceconsejería de la Llingua, respaldadas por la presión que Izquierda Unida está ejerciendo para elevar al rango de Viceconsejería los asuntos de política lingüística, según lo que hoy, 11 de agosto, publica el diario citado, son sólo un ejemplo del interés que esta formación política y todas las que son y fueron afines a la misma han venido manifestando de manera totalmente unilateral.
Es lógico y natural que exista algún organismo dependiente de la Administración regional, llámese como se llame, que se encargue de la conservación de nuestras tradiciones y manifestaciones culturales, entre ellas el bable, claro; pero de eso a que se imponga la enseñanza de ese engendro de la llingua en nuestras escuelas y se quiera elevar al rango de otras competencias del Gobierno, relevantes y necesarias para la sociedad asturiana, hay un abismo que sólo les interesa saltar a aquellos que lo único que buscan es vivir del invento.
La tradicional insistencia de Llamazares, cuyo único mérito conocido es saber pegarse al sillón sin que tormentas ni tempestades lo hayan podido remover, así como la de otros conmilitones, haciendo presión sobre el Ejecutivo regional sobre este particular, hasta ahora, afortunadamente, aunque han obtenido alguna concesión, no han conseguido totalmente sus fines y es de esperar que, por sentido común, no los consigan. Personas muy relevantes de nuestra región, con sobrados méritos y reconocimiento internacional, como es el caso del recordado Emilio Alarcos, quien por su oposición a la normalización del bable fue declarado persona non grata; el filósofo Gustavo Bueno y el economista Juan Velarde, por citar algunos, entre otros muchos, se manifestaron en diversas ocasiones, de forma contundente, en contra de la imposición de lo que consideraron una falacia inventada y sostenida por unos pocos sin más beneficio que servir a sus propios intereses.
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