La sonrisa de Rubenín
Nuestro querido niño, nuestro niño grande, nuestro eterno niño... alegría desmedida, vitalidad desbordante... siempre cariñoso, siempre amable, siempre para todo, siempre para todo.
Qué vacío tan grande has dejado, qué dolor tan profundo sentimos, ¡qué rabia!, ¡qué injusticia!, ¡qué impotencia!... No lo creemos, no lo queremos creer, porque te sentimos, siempre con esa sonrisa y esas ganas de vivir el día, esa vitalidad. Estás vivo y fijo en nuestra memoria.
El día que te fuiste nos quitaron un trocito de alma que nunca volveremos a recuperar porque, nada más conocerte, se daban cuenta de que eras una persona especial. Con tu forma de ser conseguías que los que te rodeábamos olvidáramos nuestros problemas y disfrutáramos de cada momento junto a ti.
Siempre seremos afortunados y estaremos orgullosos de haber sido parte de tu vida. Demostrabas que eras una persona plenamente fiel a su gente, muy amigo de sus amigos, dabas lo que fuera por ellos, y... ¿Sabes una cosa, cariño?, ellos lo supieron ver y valorar.
Sabemos que lo viste y lo estás viendo, pero te lo tenemos que contar, compartirlo contigo nos hace bien y necesitamos demostrar el orgullo que sentimos por tus amigos.
El pasado 27 de junio, nuestros niños, todos ellos, organizaron un homenaje por ti, juntaron todo el amor que sentían hacia su “Rubenín” y consiguieron unir a la gente que te quiere, tu gente, para que lo que más te gustaba quedara plasmado en un día, una fecha, un momento más; tuyo, sólo para ti.
Unieron sus esfuerzos y dejaron sobre piedra tu sonrisa, tu eterna sonrisa, porque aunque fue un momento triste, por tu ausencia, será inolvidable, ya que gracias a ellos además de en nuestros corazones y recuerdos te tendremos en el lugar donde creciste, donde jugaste, donde fuiste tan feliz haciendo una de las cosas que más te gustaban.
Y porque, gracias a ellos, quien no haya tenido la suerte de conocerte, podrá ver... “tu sonrisa, tu eterna sonrisa”.
Tenerlos cerca apoyándonos y recibir toda su ayuda fue un valioso acto de esa amistad que sobrepasa a los límites de lo familiar. Gracias a ellos y al consuelo que nos brindaron en ese y todos los momentos, fuimos capaces de estar, no preparados, pero sí a la altura, porque ellos sobrepasaron el límite.
El otro día lamentábamos lo difícil que va a resultar no echarte de menos, seguir con nuestras vidas sin sentirnos acosados por los recuerdos. Pero mira, cariño, nos alegramos por ello. Nos alegramos porque el que esos recuerdos estén presentes te hacen memorable y eso demostrará que, por mucho que pase el tiempo, siempre estarás con nosotros. Es lo que tienen las personas como tú, los recuerdos cargados de tristeza se los reservamos a esa gente que pasa por la vida sin dejar huella y que pronto se pierde en el olvido; pero no para ti, de ninguna manera. Te lo decimos desde el corazón, cariño: ¡Qué gran honor haberte tenido!
Nos tenemos que despedir, y no sabemos cómo hacerlo. ¿Cómo se dice adiós a alguien tan enorme como tú...? Por eso... ¡Nos negamos!
Nuestro querido niño, nuestro niño grande, nuestro eterno niño, un hasta luego está mejor, un hasta pronto, un hasta tus recuerdos... hasta tu sonrisa, tu eterna sonrisa.
María Ángeles Monjes Fernández, en representación de la Familia de Rubén Montes González, Collanzo
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