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Las mascotas y los abuelos

2 de Septiembre del 2015 - José Viñas García (Oviedo)

Resulta que existen derechos y leyes protectoras de todo tipo; pero una ley sobre las personas más indefensas de esta sociedad como son las personas mayores no existe. Y si existe, como si no, ya que vemos cómo son protegidos mascotas, perritos, lobos, jabalíes, osos, etcétera, y a quien se le ocurra maltrato o abandono sobre estos animalitos se le aplicarán sanciones durísimas; pero si lo hacen con sus mayores, padres o abuelos, a nadie le importa un bledo.

Incluso se da el caso de tener una mascota con una edad avanzada, y se le dan todos los cuidados y medios para que siga viviendo a nuestro lado el más tiempo posible; pero si es una persona de 80 o 98 años, todos interpretan que son ley de vida sus achaques y no se hace tanto por ellos como por el perrito viejito. Cuando debería avergonzarnos y recaer sobre nuestra conciencia el no hacer todo lo posible por ellos, por muy avanzada que sea su edad. Un día, en la sala de espera del ambulatorio, escuché una conversación entre dos mujeres mayores: decía una a la otra que cambiara de médico, que el médico ése lo había tenido ella y lo cambio por otro porque por los ancianos hace poco, como que los dolores en edad avanzada sean fingidos, e incluso llegó a decir que les dejan morir sin hacer lo suficiente por ellos. No me digan que no es cruel hasta la médula. Aunque fuera una sensación exageradamente negativa, estas personas se sienten abandonadas hasta por su médico de cabecera, lo cual deja en mal lugar a toda la sociedad.

Creo que es difícil interpretar el amor exagerado por las mascotas, se las pasea con orgullo por las calles con cordelito y bozal, se recogen sus excrementos sin escrúpulo alguno, se las lleva de vacaciones, etcétera, y nada de eso se hace por los abuelos. Cuesta pasearse con ellos, es más, observen y verán que son muchos más quienes pasean mascotas que ancianos por nuestras calles y parques. Qué decir de llevarlos de vacaciones o escuchar conversaciones entre personas en las que se quejan de la lata que dan sus ancianos, como queriendo justificarse ante la posibilidad de, como mínimo, entregarlos y encarcelarlos en una residencia de ancianos donde, por supuesto, serán mejor cuidados que con familiares de tal guisa. Aunque me temo que no sea lo ideal para sus últimos años de vida, ni el pago a su entrega por nosotros desde siempre.

La dejadez en este aspecto por parte de todos es proporcional a la idiotez. Todos, con un poco de mala suerte llegarán a esas edades, la vida pasa más rápido de lo que se piensa; proteger al anciano ahora es protegerte a ti mismo el día de mañana. Es parecido a lo de la pensiones: debieran ser defendibles al 100%, no hacerlo es tirar piedras contra nuestro propio tejado.

Sólo recurrir a las palabras del Papa Francisco: “Cuando un pueblo se olvida de cuidar a sus ancianos, empezó a ser un pueblo en decadencia, es un pueblo triste. Cuando en una familia se olvidan de acariciar al anciano, ya anida la tristeza en su corazón”.

Y recuerden: “Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir”. (F. de Rojas)

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