Indefensión en el HUCA
A menudo leemos en los medios lo satisfechos que los asturianos se sienten de su sanidad pública. En estos tiempos de recortes y copagos, en los que lo público está cuestionado, soy de la opinión de que la única diferencia entre público y privado es la gestión y de que un departamento dará mejor o peor servicio en función de cómo esté gestionado y es evidente que algunas de las áreas del HUCA lo están pésimamente , pero también es evidente que la profesionalidad de algunos de sus trabajadores es más que cuestionable.
Al grano. Mi carta no tiene otro objetivo que hacer saber, a quien haga falta, el trato recibido en dicho centro hospitalario que trata de ser un referente nacional e internacional, de manera concreta en la la UCI 1 y en la planta de Medicina interna y cirugía cardiaca.
Cuando uno tiene un familiar enfermo quiere que se le ofrezca la atención necesaria sin importar la edad del mismo, porque tal parece que a partir de unos años dejamos de contar para el sistema de salud. Esa es la impresión que uno se lleva un mes después de ver cómo se le trata a un señor de 80 años ingresado por una complicación posterior a una intervención quirúrgica de corazón y después de escuchar a las enfermeras multitud de protestas por sus “maratonianas jornadas de trabajo, escasez de medios y demás quejas laborales”.
Sería muy largo y extenso relatar los avatares vividos en este mes de hospitalización. A modo de resumen destacar que el paciente ingresó el 8 de junio aquejado de una insuficiencia respiratoria aguda. Las primeras semanas permaneció en la UCI. Allí, en las visitas diarias comprobamos en más de una ocasión cómo se había desconectado el aparato que mide el oxígeno en sangre sin que nadie del personal sanitario se hubiese percatado de ello y teniendo que avisar la propia familia de lo ocurrido. Una vez avisado el personal de ésta y otras incidencias le restaban importancia, sin embargo el paciente empeoró y tuvo que ser intubado de urgencia.
Las cosas en planta no fueron a mejor, más bien todo lo contrario. Así, tras ser llevado a planta el 17 de junio el paciente empeora, pero con la mala suerte de hacerlo un viernes... y digo mala suerte porque parece que los fines de semana los enfermos requieren menos cuidados y por tanto el personal es más escaso aún que entre semana. Así que pese que a que el paciente se puso mal el viernes no fue hasta el lunes a las 8 de la mañana cuando pasa el médico y ordena un nuevo traslado a la UCI, ahora con el esternón roto, fallo renal y fallo cardiaco... Y eso que parecía que el hombre se quejaba sin motivos a juzgar por el comportamiento de las enfermeras.
Tras unos días en la UCI de nuevo es trasladado a planta y, aunque parecía imposible, los despropósitos fueron a más. Que si no le pueden levantar porque no aparece un arnés de la grúa, que si no ha llegado la orden del médico y no se le puede administrar suero así que es preferible que entre en un coma diabético y luego el médico no le ve hasta cinco horas después... y un sinfín de excusas para no dar al enfermo la atención requerida.
Ya el colmo llegó hace unos días cuando, sin discreción ninguna y en unos términos que más bien denotan falta de respeto, se sugiere que la familia vaya pensando en trasladar al enfermo a una residencia, pero sin ofrecer alternativa alguna y siendo finalmente los familiares los que buscan la solución adecuada.
Es una lástima que actuaciones individuales redunden en menoscabar la calidad y la buena imagen que mayoritariamente se tiene del HUCA y de la sanidad asturiana, pero lamentablemente en este caso así es. Y lo más triste es la sensación de indefensión que sienten enfermos y familiares ante un sistema en el que está claro que algo falla y que es tarea de todos mejorarlo, todos, empezando por los responsables políticos y acabando por los profesionales, sin olvidar, claro, a los usuarios.
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