Las reválidas de la LOMCE
Las reválidas no han sido nunca ni franquistas, ni retrogradas, ni elitistas; más bien son sistemas que han permitido valorar los conocimientos, estimados necesarios, en las distintas etapas de la educación.
Las famosas reválidas, que muchos hemos pasado hace años, generaban en los alumnos, por mero afán de superación, conciencia de estudio; conciencia de estudio fortalecida, además, por el esfuerzo moral que las familias, hasta las más humildes, exigían a sus hijos.
Años después se pasó al sistema de evaluaciones continuas; con el tiempo se comprobó que dichas evaluaciones dependían muy mucho del claustro de profesores y de los despachos de psicólogos; mucho más que del conjunto de conocimientos personales del alumno. Primaba ante todo la valoración subjetiva.
No se entiende, pues, que se quiera hacer de este tema una guerra, cuando lo que se quiere eliminar, precisamente, es la subjetividad que tanto daño ha hecho y hace en la valoración de las personas, tanto en el ámbito estudiantil como en el ámbito laboral.
¿Qué queremos? ¿Unos controles teledirigidos por intereses partidistas con sesgado tinte separatista?
Quizás la verdad intrínseca de esta guerra sea que algunos buscan que el Estado, tutor de todos los españoles, no controle la realidad educativa con criterios de nación.
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