Las brigadas del hambre
En noviembre del treinta y seis, con las tropas de Franco atrincheradas en la Casa de Campo, llegaron las Brigadas Internacionales, 28.000 hombres en armas, para dar cuerpo al voluntarioso “¡No pasarán!”, de Pasionaria. Esta primavera, la nueva izquierda movilizó a 25.000 niños para tomar Madrid y desalojar de las instituciones a la derecha sedicente (si se permite la redundancia). 25.000 niños hambrientos que la izquierda utilizó como tropa de choque en el asalto a la ciudadela municipal. De choque porque ¿qué elector, chocado, no votaría cualquier cosa con tal de que a los niños les quitaran el hambre?
A juzgar por los resultados, el hambre se les quitó de inmediato: en el “Auxilio Social” de la camarada Carmena sólo comen hoy 600 infantes, que son como el retén que dejan los bomberos tras apagar el incendio. Los otros 24.400 infantes de la famélica legión, al parecer, quedaron saciados con sólo saber que sus comandantes habían ocupado la plaza. Está visto que no sólo de pan vive el niño. No se esperó al verano para retirar a los cuarteles de invierno estas brigadas del hambre movilizadas en el asalto a Madrid. Tropa de reserva, utilizable a conveniencia. 25.000 o 50.000, los que hagan falta (como el “Prestige” de Carmona).
En 1212 se puso en marcha la Cruzada infantil para la conquista de los santos lugares: las aguas se abrirían para darles paso, como el mar Rojo a Moisés, y Jerusalén se rendiría a las almas inocentes. De aquella riada de niños en delirio de ardor guerrero, diezmados por el hambre y la peste, pocos alcanzaron la costa: para comprobar que el Mediterráneo no se daba por enterado, allí estaba columpiándose entre pleamar y mareas bajas; pero de abrirse, nada. Los embarcaron unos mercaderes que los vendieron como esclavos en Alejandría. Para Podemos, todos los lugares del poder son santos y todos los medios para conquistarlos, legítimos. Poca vergüenza hay que tener para utilizar el hambre de los niños (además, inventándosela) como arma electoral. Poca, no. Ninguna. Mercaderes.
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