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La burbuja láctea

30 de Agosto del 2015 - José Viñas García (Oviedo)

En esto de la leche pasará como con todo: una burbuja que explotará y nadie se hará responsable. Dejar que el mercado se regule por la oferta y la demanda, estamos viendo que arruina países, sectores, empresas, etcétera. Lo vemos con el precio del petróleo: era malo que se pusieran de acuerdo en un precio mínimo, pero ahora que a algún país le dio por tirar los precios, hundió a otros productores que vivían casi exclusivamente de ese producto, y pone freno a las energías renovables por un lado, y por otro las hace futuribles al ver que el petróleo ya no es el negocio que era. ¿Es buena esta contradicción?

Con el carbón pasó lo mismo. Se importa regalado, abandonamos lo nuestro; y cuando se encarezca ya será tarde para reparar el daño hecho: hemos despedido trabajadores nuestros, cerrado empresas del sector primario y todas las que de él vivían, las zonas quedan como un solar imposible de reparar a medio plazo y menos con estos políticos que tenemos. Y si el carbón se acabara, no se pueden abandonar esas zonas que vivían exclusivamente de ese mineral.

¿Dónde está la reconversión y reindustrialización, con los fondos que para ello llegaron? Por lo que vemos, en piscinas, carreteras, estaciones de esquí, polideportivos, museos de todo tipo, despilfarros y corruptelas a repartir entre políticos y algún sindicalista sin que ningún responsable pague por ello.

Hay que regularizar el mercado, o el mercado dominado por especuladores nos arruinará por completo. Contra estos buitres hay que pelear con sus mismas armas.

Hay que empezar a financiar sectores estratégicos e industrias primarias para que tiren del carro de los demás sectores de las zonas. ¿Por qué se hace con el sector del automóvil, y bien hecho, y se abandonan otras empresas estratégicas para zonas enteras? Porque se interpreta que detrás de ese sector hay cientos de empresas y trabajadores que viven indirectamente; que la inversión que hace el Estado revertirá en casi toda su totalidad a sus arcas, en forma de cotizaciones, impuestos directos e indirectos, y el ahorro en coberturas de desempleo.

La leche, si no se regulariza un precio mínimo al productor, ¡que trabaje gratis Rita! entonces veremos el problema.

Hay que competir en calidad, exigiendo respetar los derechos humanos y de los trabajadores. Allí de donde importamos regalado, en la producción, explotación y elaboración de los productos, no se respeta nada de eso. Si traemos carbón, leche, o pantalones a mitad de precio, podríamos también en el mismo viaje traer médicos, fontaneros, secretarias, taxistas, políticos, etcétera de esos países y vendrían cobrando la mitad de lo que cobran los que están. ¿Es ésa la solución? ¿Verdad que no? O se ponen las pilas nuestros responsables políticos en todo esto de regularizar mercados y no dejarlo todo al libre albedrío, o los especuladores nos traerán una crisis tras otra por una competitividad mal interpretada.

Un ejemplo final, no sé si el mejor, pero allá va: ¿No entrenarían ustedes al Real Madrid por la mitad de lo que cobra Benítez, o casi gratis? ¿Por qué el Madrid, pudiendo tener entrenadores regalados de sueldo, trae a los más caros? Para mantener el prestigio y la marca sobre todo; quiere competir en calidad, no en ruina.

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