La demagogia y la realidad no van de la mano
Con el título de "Pensiones de viudedad", LA NUEVA ESPAÑA del domingo 23 de agosto publicaba una carta de un lector poniendo casi el grito en el cielo por el hecho de que el actual Gobierno pretendía vía presupuestos 2016 empezar a descargar a la caja de jubilaciones de la Seguridad Social del pago de las pensiones de muerte y supervivencia, conocidas como viudedad y orfandad, y pagarlas con partidas presupuestarias sufragadas con los impuestos de todos los españoles, cosa que al lector en cuestión le causaba indignación y otras cosas que según él no podía decir por temor a la famosa "ley mordaza".
En mi opinión, este señor debería aclararnos en qué sentido considera él que esta medida menoscaba los derechos de quienes perciben ese tipo de pensiones. Que yo sepa, las pensiones en cuestión van a seguir considerándose pensiones contributivas, y su base reguladora seguirá siendo la misma que hasta ahora. Lo único que cambia es la fuente de financiación; de manera que no veo yo el problema que motive tanta alarma ni tanto poner el grito en el cielo por algo que, a mi juicio, lo único que persigue es eliminar en lo posible el déficit que en los últimos años se está generando en la caja de jubilaciones y pensiones.
Como todo el mundo sabe, nuestro sistema de pensiones es de reparto, y cuando el empleo cae a niveles como los actuales, las cotizaciones de los pocos que aún trabajan son insuficientes para cubrir el gasto mensual en el pago de pensiones, lo que hace que la balanza se desequilibre en negativo. La solución deseable sería recuperar empleo y con ello cotizaciones suficientes para equilibrar la balanza ingresos-gastos, pero como no parece que eso vaya a suceder, alguna solución habrá que poner en práctica, de manera que el sistema no llegue a quebrar y que tanto las viudas y huérfanos como el resto de pensionistas podamos seguir cobrando nuestras pensiones.
Conclusión, que no todo vale cuando de desgastar al gobierno de turno se trata. La demagogia va por un lado y la realidad por otro bien distinto. El sistema de pensiones en la actualidad ya no se ajusta a las necesidades y expectativas para las que en su momento fue creado. Nada es estático, y lo del empleo menos todavía. Seamos sensatos, la ideología no siempre va pareja a la realidad, y si el cambio no lo hacen estos, tendrán que hacerlo los que vengan, ya que el sistema no da más de sí.
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