Letizia.
Hablaba en español pero caminaba en italiano y sabía romperte la cara con una sonrisa. Honesta, eso siempre, porque nunca supo de medias tintas. Te pedía la mano y quería el brazo, solo para decirte tonterías que hacía sonar interesantes. Cinco minutos eran suficientes cuando seis rozaban lo insoportable, ¿ cómo podía ser feliz y no solo parecerlo?, ¿ qué sabía ella que no supiesen las demás?
Hoy ya no la recuerdo bien y mañana la habré olvidado, nuestros años se quedarán en fragmentos borrosos que un día, mirando las montañas desde la ventana del tren, llegarán a mí en forma de imagen y sonido. Y la oiré decir con claridad: 'hoy no me lavé el pelo', y la veré sonreír un instante, antes de perderla otra vez en los reflejos de mi memoria.
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