El no miedo a quererse
Me crie viendo películas Disney y, como toda niña, deseaba vivir algún día algo así: que un caballero de armadura blanca recogiera los pedazos que una malvada bruja rompió. Pero al final, creces, te das cuenta de que vives rodeada de realidades alarmantes, unas buenas, otras no tanto, pero lo que realmente cuenta son las personas que quedan a tu lado en los malos momentos y aprovechar la vida como si terminara.
Si de alguien he tenido buen ejemplo a la hora de quererse con los ojos cerrados es de mis padres, que, siendo jóvenes, decidieron construir una vida en común sabiendo lo que conllevaba eso. Sin duda, han sabido regalarnos sus mejores consejos, su tiempo y, sobre todo, los valores de una persona, entendiendo por ello que si tú mismo no crees en lo que haces, es muy probable que nadie lo haga porque para el resto de la Humanidad somos números en el DNI, en la Seguridad Social o en la Universidad.
Vale, debo reconocer que a veces ni yo misma he llegado a creer en lo que estaba haciendo; pero como buenos padres, éstos han sabido darme una palmada en la espalda obligándome a darme cuenta de las cosas.
Construir algo juntos es eso y, sin duda, ellos han sabido superar todo con éxito. Ojalá mañana yo pueda construir una familia como ellos construyeron la nuestra, enseñando, aprendiendo, sonriendo, llorando, pero sobre todo queriendo.
Todos deberíamos mirar un poco a quienes nos rodean, porque igual con ese pequeño gesto entendamos lo que es realmente querer a alguien, sin complicaciones, sin miedo, sólo sintiendo, ya que estamos muy mal acostumbrados a hacer algo tan simple como dar sin recibir, y os digo que de vez en cuando nos hace sentirnos plenos.
Felices bodas de plata a las dos personas más importantes de mi vida. Mis padres, porque sé que por muchas veces que me caiga, serán capaces de levantarme mejor que nadie.
Es tan inspirador ver a un matrimonio que ha sido fiel a sus votos y que cumple 25 años de felicidad y buenos momentos. Por eso estoy segura de que no estarán otros 25 años juntos, sino 30, 40, 50, 60, 70, y así hasta el final de sus días, dentro de muchísimos años.
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