Gracias por dibujar sonrisas, Lina
Se nos ha ido Lina Morgan. Llevaba varios años apartada de los focos a causa de una enfermedad que finalmente ha terminado llevándosela. Pero puede decirse con seguridad que su espíritu jovial y pizpireto nunca nos abandonará del todo. Además, los artistas nunca mueren del todo porque nos quedan sus obras. Lina era una polifacética y una grandísima artista. Igual hacía papeles cómicos o “varietés” que papeles dramáticos; brilló en el teatro, en el cine y en series televisivas.
El mundo del espectáculo pues se vistió de luto para despedir a María de los Ángeles López Segovia (Madrid, 1937), más conocida como Lina Morgan, una de las actrices más queridas de la historia popular española y la última gran reina de la revista musical, donde consiguió incontables logros.
Aunque vivió su gran momento cinematográfico también, Lina Morgan parecía sentirse más segura sobre las tablas del escenario. Por eso en 1978 comenzó junto a su hermano a alquilar el teatro de La Latina para exhibir allí sus espectáculos, algunos de ellos ya míticos como “¡Vaya par de gemelas!”, con un enorme éxito de audiencia. Finalmente terminó comprando el teatro en 1983, siendo su propietaria durante más de 25 años, durante los cuales resonaron frecuentemente entre sus paredes la bonita frase con la que finalizaba siempre sus “shows”: “Agradecida y emocionada, solamente puedo decir, gracias por venir”.
Gracias también a ti, Lina Morgan. Sí, gracias por haber hecho reír a muchas familias de varias generaciones. Gracias por rechazar una subvención en el año 1982 argumentando que si bien la taquilla había bajado un poco, seguías haciendo recaudaciones importantes. Gracias, asimismo, por estar siempre al lado de los más desfavorecidos. Todo ello te hizo más grande y muy querida por el público.
En su día, se empecinó en ser reina de la comedia, en no rendirse jamás ante las dificultades. Y el empeño hizo que se convirtiera en la actriz cómica española por antonomasia. Quizás no pretendió grandes profundidades, sino hacer aflorar una risa fresca, socarrona, castiza también, la broma que bebía más de la calle que del humor intelectualizado, pero que, al mismo tiempo, tenía muy en cuenta la importancia de los gestos, de los andares, del lenguaje temporal. Sus célebres giros de piernas, su boca de pato, sus bizqueras y sus ocurrencias pertenecen al imaginario expresivo de una época. Unos dicen que fue nuestra Shirley McLaine castiza. Pero lo cierto es que tenía la suficiente entidad como para ser y seguir siendo simplemente Lina Morgan.
Con sus castizas muecas y desternillantes cabriolas encima del escenario, generaba adhesiones incondicionales. Por último, decir que ningunas otras piernas han dado tanto que hablar como las suyas. Y, en pago, el público nunca le falló.
Por eso, y por tanto bueno que siempre has demostrado poseer, querida Lina, te mereces que Madrid, tu ciudad, te dedique una calle o plaza en la Latina, el barrio que te vio nacer. Y que el teatro que tú abanderaste tantos años también lleve tu nombre.
Hágase, pues, justicia a esta extraordinaria diva que acaba de dejarnos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo