De Caso al santuario de la Virgen de Lugás
Mis relaciones con el concejo de Caso se trasladan a largos años, casi a mi infancia, cuando, entre los peregrinos que acudían a venerar a la Virgen de Lugás, en su santuario de tan entrañables resonancias para mi piedad personal, atendía en la hospedería de peregrinos a personas que acudían a Lugás siguiendo tradiciones heredadas de generación en generación. Las revivo hoy, en una visita con la Aspet al concejo de Caso.
La presencia de casinos en la comarca de Villaviciosa aparece testimoniada en los Libros de Fábrica de muchas parroquias, cuando alquilaban pastos de invierno, comunales, por los que pagaban un canon que los vecinos destinaban a suplir la contribución que cada uno debía aportar en los repartos comunales a favor de las fábricas parroquiales. Así menciones a “los de Caso” o “a los del Valdeón” son frecuentes en Oles, Quintueles, Quintes y por toda la rasa de la Marina.
De niño, escuchaba a mi abuelo hablar de las “peadas de los casinos”, refiriéndose a los rebaños de vacas que venían desde Caso a Piloña y, desde aquí, por un camino ya practicado por los romanos, pasaban por Amandi a Oles, donde mantienen un pleito por defender su derecho a la cañada que venían practicando de siglos.
Muy próximos a Lugás están los restos de la capilla de San Clemente de Vixil, citada ya en el siglo IX, en cuyas inmediaciones tenían los vaqueros de Caso una feria el 22 de noviembre, feria que mi abuelo refería ya a la memoria de su abuelo.
El santuario de la Virgen de Lugás tenía especial atractivo devocional para los concejos ganaderos de Asturias: Morcín, Riosa, Langreo, Laviana, Nava, Bimenes, Siero, Sariego, Gijón, Llanera, Carreño, Gozón y otros, de donde acudían con ganados “ofrecidos”, que iban detrás de la procesión el día de la fiesta o romería de Lugás.
Subtítulo: Tradiciones heredadas de generación en generación
Destacado: El nombre de Llugasa, aplicado a una mujer de Lugás casada en Caso, manifiesta también esta intercomunicación con el pueblo de Lugás y su santuario de la Virgen
Por eso, no tiene nada de extraño que los casinos que pasaban por las inmediaciones de Lugás, igual que los de Sobrescobio y los de Riaño y de Valdeón, aprendieran también la práctica de ofrecer sus reses y animales domésticos a la Virgen de Lugás. Todavía, en la mentada visita a Caso, con la Aspet, uno de los acompañantes, al oírme hablar de estos detalles sobre las relaciones de Caso con el santuario de Lugás, me decía que su abuela le contaba haber oído a sus abuelos cómo iban a Lugás llevando una xata o una vaca que había estado enferma. Y recordaba de las peadas de ganado que los casinos llevaban a los pastos de la Marina para salvar los crudos inviernos con la benignidad del clima costero.
El testimonio de Lugás, como nombre de bautismo aplicado a niñas, se halla testimoniado en libros de bautizados de Caso. El nombre de “Llugasa”, aplicado a una mujer de Lugás casada en Caso, manifiesta también esta intercomunicación con el pueblo de Lugás y su santuario de la Virgen. La devoción de personas de Tarna a la Virgen de Lugás, a la que rezaban la novena, me la testimonió don José Luis Sánchez, que fue cura de Caso.
De la Felguerina, de Bueres, de Campo, de Pendones, de Caleao, de Tanes, de Belerda, de Soto, de Abantro, de Gobezanes, de Coballes, de Nieves, de Sobrecastiello y de Orlé, me brotan espontáneos nombres de pueblos, conocidos ya de niño en Lugás, o, entremezclados con mis recuerdos de las clases del Seminario, en que tantos alumnos tuve del concejo de Caso o de Sobrescobio, nombres que me brotan ahora con sólo apretar la tecla de Caso en mi memoria.
No puedo menos que estremecerme por la emoción de estas reviviscencias de mis recuerdos, que cada vez se alejan más en el tiempo y que me resulta gratísimo rememorar al visitar estas tierras de Caso.
No podía faltar, en esta ocasión, las visitas a los museos de la apicultura y de la madera y al excepcional parque de Redes, un mundo de contactos a rebosar con una naturaleza enriquecida con especial predilección desde la creación primordial.
Esplendores del arte hemos podido admirar en la magnífica iglesia de Santa María la Real de Tanes, cuyo retablo mayor, salvado en parte, presenta finuras de sus dos tallas de San Juan Evangelista y San Lucas, junto con la traza del retablo, que, por el 1653, consta encargado a Luis Fernández de la Vega. El hermosísimo retablo de la Magdalena, al igual que el del Cristo nazareno, bastan por sí solos para justificar una visita detenida a esta monumental iglesia de Tanes.
De una en otra, siempre para contemplar maravillas a cual más exquisita, visitamos la iglesia de Santa Cruz de Caleao. Fruición especial produce la hermosísima imagen de Nuestra Señora de la Aurora, donde aparecen como si fuera auténtica o firma la forma característica de los pliegues del vestido que tan bien identifica la producción de Luis Fernández de la Vega. Conviene realzar que la presencia del mejor escultor asturiano, natural del pueblo de Llantones, en la parroquia extinguida de Santa María de Leorio, hoy de San Andrés de la Pedrera, es garantía de búsquedas de arte sumamente exquisito por parte de los feligreses de la parroquia respectiva donde pueda encontrarse su obra. Basta ver la gran producción que aporta Fernández de la Vega a la Catedral y a otras muchas iglesias de Asturias o de Castilla que se ennoblecen con el renombre que les da el gran escultor asturiano del siglo XVII.
Tal fue un día en Caso, para el recuerdo, la reminiscencia y la delectación. De Caso y de sus gentes podríamos seguir llenando páginas, sin nunca tener fin, siempre para realzar timbres de gloria sin par.
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