Radicales

3 de Septiembre del 2015 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

Uno de los efectos perversos del triunfo del neoliberalismo, bajo el paraguas de la globalización, inagurado en los 80´ por Margaret Tatcher y Ronald Reagan y que hoy sufrimos y soportamos la inmensa mayoría de los ciudadanos, es la perversión del lenguaje.

Ya nada es lo que era en términos lingüísticos. Quizás la palabra RADICAL, refleje como ninguna otra la utilización torticera de ésta bella palabra, devaluada como el paradigma de lo peor, de la maldad, de lo no deseable y de la causante del no progreso del mundo.

El término radical, proviene de raíz, etimológicamente del latín radix, de la base, que afecta a la esencia o a los fundamentos, a lo más profundo (Así lo recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua)

Sin embargo todos los días nos desayunamos con titulares como estos, en cualquier periódico de España y del mundo: La izquierda radical, rompe con Syiriza El sector radical de Podemos. El ala radical del laborismo británicoEl PSOE se radicaliza

A la vez, no es infrecuente encontrarnos en la misma prensa noticias en las que, a la vez que se descalifica, por ejemplo, al aspirante a liderar el partido laborista británico Jeremy Corbyn de radical, sospechosamente publicado junto a la última atrocidad cometida por los autodenominados defensores del Estado Islámico (EI) calificados también de radicales al igual que al probable futuro líder laborista.

Esto en la prensa seria y supuestamente progresista, me abstengo de reproducir los titulares y contenidos de la prensa conservadora y neoliberal

Lo cierto es que fue la victoria sobre los alemanes después de la segunda guerra mundial la que llevó a los británicos a resolver que no querían que a la segunda guerra le siguiera lo mismo que a la primera: desigualdad y miseria. Si se habían organizado colectivamente para derrotar al totalitarismo nazi, lo mismo se podía hacer para construir casas dignas, organizar programas sociales, universalizar la sanidad. Eran tiempos en los que Clement Attlee, primer ministro laborista, defendía sin descanso los servicios públicos: El principio, (la radicalidad se diría hoy) era que, había necesidades que debían quedar al margen del negocio. El Estado sería la barrera entre los ciudadanos y la lógica del beneficio a ultranza. Así nació el Estado de Bienestar en Gran Bretaña y es lo que hoy defiende el radical Corbyn, recuperar los principios que hicieron posible disminuir las desigualdades y salir de la miseria a los ciudadanos británicos. Hasta que llegó Margaret Tatcher y sentenció que se acabó la fiesta y tuvo un alumno aventajado, Tony Blair. Treinta años de derechos sociales fueron laminados por estos dos abanderados del neoliberalismo, una sin careta, dando la cara, el otro disfrazado de New Labour (nuevo laborismo). Ahora Jeremy Corbyn sólo pretende volver a los principios del laborismo, pero el discurso del poder (apoyado por prensa del poder) lo califica de peligroso radical.

Resulta patético observar como desde la prensa británica se dice lo siguiente: La perspectiva de que este veterano parlamentario, que esgrime la bandera antiausteridad y defiende la renacionalización de sectores estratégicos, pueda llegar a tomar las riendas del partido ha dejado en un segundo plano el debate sobre las ideas (sub. mío) o es un acto de cinismo del periodista o es el reflejo de una ignorancia inaudita ¿Qué es un debate de ideas? ¿Enarbolar la bandera de la antiausteridad, proponer la renacionalización de sectores estratégicos, defender el sistema nacional de salud, no es un debate de ideas? ¿Qué es para el periodista entonces el debate de ideas dentro del laborismo?

Alexis Tsipras era hasta hace muy poco un furibundo radical porque prometió luchar contra la troika y contra las políticas de austeridad que ahoga a los sufridos griegos, ahora es un hombre de estado, una vez que, de manera vergonzosa, ha claudicado ante el neoliberalismo que triunfa en Europa. Obsérvese que los mismos que negaban a Tsipras el pan y la sal (por ser radical) acaban de condonar el 20% de la deuda y aplazar los pagos en más de diez años al Gobierno ucraniano del conservador Arseni Yatseniuk (intuyo que como premio a su defensa de la ortodoxia ultraliberal) elogiado por Christine Lagarde (FMI) furibunda enemiga de la Grecia radical

En España, en la medida en que Podemos/P. Iglesias ha ido abandonando los principios fundacionales del partido nacido bajo el paraguas del 15-M se le ha ido retirando el apelativo de radical, pronto será un hombre de consensos.

Mientras tanto, miles de ciudadanos sirios, afganos, eritreos, iraquíes que huyen de la muerte, que no quieren ser degollados como en la edad media en manos de unos descerebrados fanáticos y que prefieren dormir en las calles y parques de la Europa rica (antaño cuna de refugiados) son tratados como apestados por aquellos países que firmaron el convenio de Dublín de 1990 y que regulaba y obligaba a los países firmantes a la tramitación de las solicitudes de refugio de los que huyen de las guerras. Son rechazados por los europeos hijos y nietos de los que buscaron refugio y amparo en otras partes del mundo huyendo del nazismo y de los fascismos que asolaron Europa durante la primera parte del siglo XX. Hijos y nietos de los que huyeron de Hitler, Franco, Mussolini, Stalin.

Pronto, la mismísima Organización Mundial de la Salud, será tachada de radical o se le invitará a retirar el principio fundacional de la misma: La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o sociallo dicho, !!son unos radicales!!

Marcelo Noboa Fiallo

Xixón, Agosto de 2015

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