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Las limitaciones de la ciencia y Podemos

2 de Septiembre del 2015 - Roberto Fernández Argüelles (Pola de Siero)

En un artículo publicado hace unos días en la sección Tribuna de LA NUEVA ESPAÑA, mi colega Juan Luis Fernández decía en el párrafo final las soluciones buenas nunca son políticas, sino técnicas.

De manera simplificada se puede acotar el periodo que va desde el siglo XVIII hasta nuestros días como la época en que la Ciencia ha ido sustituyendo progresivamente a las religiones tradicionales en su función de amortiguar los miedos e incertidumbres del ser humano frente al mundo que le rodea. Es evidente que la Ciencia y la tecnología derivada, junto con el capitalismo o economía de mercado, han contribuido de manera decisiva a mejorar las condiciones de vida en todo el planeta y que, de manera global, la Humanidad se encuentra en la mejor situación material de la Historia: la tasa mundial de pobreza se ha reducido un 80% en las últimas décadas, y en el periodo comprendido entre 2005 y 2010 el número de personas bajo la línea de pobreza cayó de 1.300 a 900 millones (datos actualizados por Laurence Chandy y Geoffrey Gertz). Naturalmente la definición de línea de pobreza que utilizan estos estudios no es la que maneja la opinión pública de los países de nuestro entorno, pero es indiscutible que los índices que resumen los datos sobre alimentación, acceso al agua potable, esperanza de vida, educación, etc., han ido mejorando en los últimos decenios.

Soluciones técnicas, entendidas como soluciones de especialista, de conocedor exhaustivo de una parcela del saber humano, son y seguirán siendo válidas y deseables para resolver algunos problemas concretos de la sociedad, aunque es posible en algunos casos que el beneficio inmediato genere otros problemas a largo plazo. Pero la creencia, cada vez más extendida, es que la Ciencia puede llegar a explicarlo todo, a eliminar todas las incertidumbres, y que su aplicación práctica en la correspondiente técnica o tecnología, podrá resolver cualquier cosa que nos preocupe o incomode. Como Bergson puso de manifiesto, el fondo en el que se apoya la fuerza que concedemos a nuestras certezas tiene una naturaleza eminentemente práctica, se basa en nuestra condición de homo faber, no en nuestra aspiración a ser sapiens. Se olvida que las teorías científicas siempre tienen un carácter provisional, son válidas hasta que las complementa o las sustituye una nueva teoría más convincente para la comunidad de especialistas en la disciplina correspondiente. Como decía F. A. Hayek las críticas que aquí se han formulado sólo se dirigen contra el mal uso de la Ciencia, no contra el científico en el campo especial en que es competente, sino contra la aplicación de sus hábitos mentales en campos en que no lo es [] Por razón correctamente usada entiendo la razón que reconoce sus propios límites y que, instruida por la propia razón, afronta las aplicaciones de aquel hecho extraordinario, revelado por la economía y por la biología, de que el orden generado sin proyecto puede superar con mucho los planes explícitamente concebidos por el hombre. Hayek combate el racionalismo constructivista; en su discurso al recibir el Premio Nobel de Economía afirmaba reconocer la existencia de límites insuperables en nuestro conocimiento es para quien estudia la sociedad una auténtica lección de humildad que debería ponerle en guardia para no convertirse en cómplice de la lucha funesta por el control de la sociedad, una lucha que no sólo le hace tirano de sus semejantes, sino que también puede destruir una civilización que ninguna mente ha proyectado y que se ha desarrollado gracias a los esfuerzos libres de millones de individuos. Lo que denomina Hayek el abuso de la razón en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales, está en la base de la ideología totalitaria o colectivista, siempre dispuesta a arrogarse fundamentos científicos. La idea de que existen leyes inteligibles, no sólo del crecimiento de las mentes individuales, sino del desarrollo del conocimiento de todo el género humano, supone que la mente humana puede, por decirlo así, observarse desde una posición elevada y se encuentra en condiciones no sólo de comprender su propio funcionamiento desde dentro, sino también de observarlo desde fuera, y de poder controlar su propio desarrollo. Como imagen simplificadora podríamos utilizar la del barón de Münchhausen saliendo de una ciénaga tirándose de su propia coleta.

Según el individualismo metodológico de Hayek El conocimiento específico que guía la acción de cualquier grupo de personas nunca se da como un cuerpo coherente y consistente. Sólo existe en la forma dispersa, incompleta e inconsistente que aparece en muchas mentes individuales [] El problema económico de la sociedad no es un problema de asignación de recursos dados [] es un problema de utilización de un conocimiento que nadie posee en su totalidad [] las decisiones finales deberían dejarse en manos de quienes conocen las circunstancias particulares de tiempo y lugar es decir, de cada uno de todos nosotros, los consumidores.

Por último, ya que hablamos de las limitaciones del conocimiento, recomiendo encarecidamente a todo aquel al que le guste la lectura y sienta la tentación de votar a Podemos, el libro de F. A. Hayek "Camino de servidumbre"

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