Una nueva Edad Media
¿Constituye nuestra época una suerte de nueva "edad oscura"? Vivimos un tiempo marcado inexorablemente por la provisionalidad y lo efímero, por discusiones bizantinas, mientras el deterioro medioambiental es imparable y la amenaza de una contaminación permanente se respira. La escasez de alimentos y de agua potable se está produciendo ahora mismo en países tercermundistas superpoblados, que representan los "nuevos bárbaros", clamando justicia a nuestras inmisericordes puertas. El auge del turismo masificado es un trasunto de las peregrinaciones y migraciones, visitas a los santos lugares medievales, aunque se viaje sólo por acumular experiencias esnobs para colgar de Facebook.
Vivimos descreídamente en parques temáticos, pero también envueltos en futurologías de lo maravilloso, mesianismos, videncias y tarots, que reniegan de lo mundano para hacer su sectario negocio. Las nuevas partes son los inesperados virus no identificados, incluso el terror a guerras bacteriológicas. Las grandes bolsas de miseria, mendicidad y pobreza urbanas, la existencia de países enteros presa de "guerras santas" son familiares a aquel cosmos feudal, donde la vida de los sin nombre no valía nada y se chapurreaba un mal latín en vez del actual inglés global. Por otra parte, la incontenible expansión del integrismo yihadista y el retorno a los reinos de taifas es similar también a aquella época de choque cultural. Menos mal que nos creemos fortalezas de democracia, razón y bienestar en esta caduca Europa a dos o tres velocidades.
José Luis López Tamargo
Oviedo
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