Ideas sobre la Cuevona de Cueves
Cueves, pueblo singular donde los haya, pequeñísima capilla dedicada a Santiago Apóstol, pasarela sobre el río Sella de gran belleza, hórreos típicos asturianos, cantina y estación de tren, etcétera. Pero la singularidad de Cueves es su acceso rodado, nada más y nada menos que una gruta natural preciosa como carretera. La gruta de acceso a Cueves es espléndida, a la entrada hay una gran bóveda y la luz natural penetra, no siendo necesario el uso de luz artificial.
Tiene gran cantidad de estalactitas y estalagmitas. Se oye ese precioso goteo de formación de las mismas. La humedad, como corresponde a una gruta, es elevada y la temperatura, baja. A la entrada hay un aparcamiento creado recientemente, a la salida otro, más pequeño, dispone además de una mesa como la de las áreas recreativas para comer.
Es decir, en la gruta todo gira entorno al carbonato cálcico, ese catión Ca 2+ también lo tenemos en las vacas que hay por el entorno, actualmente vacas de carne más que de leche. La Cuevona es la "leche", pues yo no conozco nada similar en todos mis viajes realizados por el Estado español (España). Mi maestro profesor doctor Siro Arribas Jimeno, en sus clases de Bromatología, ponía gran énfasis en la leche: decía el maestro, "ese gran alimento, imprescindible en la vida...". Cierto, al nacer nuestro primer sustento es la leche materna, pues mamíferos somos.
Volviendo a Cueves y su impresionante cueva. Muchos incautos turistas rompen las estalactitas y estalagmitas para así llevarse un recuerdo. Irresponsabilidad absoluta. Otros colocan los trípodes de sus cámaras fotográficas en el centro de la calzada, interrumpiendo el paso de los vehículos. Otros pasean por la cueva sin linterna, ni nada reflectante que les pueda identificar. Es decir, un peligro constante, pues los conductores deben ir sorteando a los viandantes. Un caos. El ilustrísimo Ayuntamiento de Ribadesella debe ir pensando en alguna solución a este problema. Pero necesitará de la colaboración del Principado de Asturias.
Hay dos opciones a valorar. La primera consistiría en la construcción de una carretera por la zona conocida como "La Degollada", solución que yo descartaría por la elevada pendiente y el riesgo para los vehículos. La solución más razonable sería la construcción de un túnel, obra fácil por los medios actuales de que disponemos. Este túnel sería el nuevo acceso a Cueves para los vecinos. Así dejaríamos la gruta libre de coches y el disfrute para el turista sería relajado, olvidándose si viene un coche o no. La obra no sería nada cara, pues el beneficio sería inmenso.
Si mi querida Ribadesella quiere ser un municipio de excelencia turística, tiene que ir pensando en tres cosas:
1) Adaptar el municipio a la normativa europea sobre accesibilidad, eliminando las barreras arquitectónicas, por el gran aluvión de sillas de ruedas que vendrán al Descenso Internacional de Discapacitados en un tiempo próximo.
2) Construir dicho túnel y promocionar la Cuevona al nivel que le corresponde. Existe una ventaja: en la Cuevona de Cueves no existiría límite de visitantes como ocurre en Tito Bustillo, nuestra Capilla Sixtina del arte parietal.
3) Potenciar los conciertos de música en la Cuevona, no de Cueves, sino del magnífico pueblo de Ardines. Son conciertos íntimos por el escaso aforo de asientos disponibles.
Es decir, Ribadesella es un diamante en bruto al que hay que ir puliendo y sacándole todas las aristas posibles. Hay que ir a un turismo cultural y de calidad, pues se pueden vender muchas cosas. Ejemplo: acantilados del Infierno; rutas por los montes de Santianes, con subida al Mofrechu, cota superior del concejo; rutas a caballo (ya existentes); visita al sistema de dunas de la playa de Vega; visita a la iglesia románica de Xuncu (Junco) y sus preciosas vistas (mar, río y montes), etcétera. Como dice el refranero, "pana buena en arca no vende".
José Manuel Alonso Blanco
Oviedo
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