¡Qué edificante es estar en la oposición!
¡Pues sí! Y si no, que le pregunten a Iglesias Caunedo, que estos días está pagando su inexperiencia de no haber estado nunca en la oposición. Espero que vaya aprendiendo, aunque le recomendaría que en algunos temas, más o menos conflictivos, en los que él ha tenido “parte y arte”, mejor guarde un prudente silencio.
Y todo lo anterior viene como consecuencia de haberse metido en el “charco” que el director de la Fundación Juan Muñiz Zapico (Comisiones Obreras) generó –y lleva generando– con esa “partidaria” obsesión de hacer un revisionismo de la historia de Oviedo, nada mas y nada menos que con intento de golpe de Estado sangriento que sus compañeros ideológicos (comunistas y socialistas) intentaron contra la democracia, en este caso, en 1934.
Digo que, en este tema, el inexperto opositor ha perdido una buena ocasión para callarse, cuando se ha tenido “parte” en que este “revisionismo”, a modo de “falsa cultura”, se haya hecho una realidad en Oviedo. Ya debiera de haber sabido, o alguien se lo habría tenido que explicar, que con los partidos de la izquierda “marxistas, leninistas o estalinistas”, se pactan y se acuerdan cosas muy puntuales. No son de fiar, políticamente hablando, pues lo suyo es el “proselitismo” basado en la “luchas de clases”, desde las instituciones cuando conviene, y desde la “Revolución” cuando ya no les interesa.
Véase, si no, parte de la intervención de Pablo Iglesias (el fundador del PSOE) en la sesión de las Cortes del 7 de julio de 1910, con motivo del debate sobre el “otro” 34, que fue la Semana Trágica en Barcelona.
Dice así: “El Partido (socialista) que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales”(...) “Esta aspiración lleva consigo la supresión de la magistratura. La supresión de la Iglesia. La supresión del Ejército”... Y aquí viene lo triste: “Este partido está en la legalidad, mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita... fuera de la legalidad, cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones”. Pues eso es lo que son quienes bajo la piel de cordero esconden su verdadera historia y sus “fascistas” intenciones.
Caunedo, que no debía de estar muy al corriente de la historia (al menos de ésta) ni de la ideología de quienes en el siglo XX hicieron del país más extenso, Rusia, un vasto campo de concentración, cayó en la trampa de un comunista, listo donde los haya, como es Revi. Y éste, sin “despeinarse”, suele ser el “ideólogo” de los socialistas (la historia también da fe de ello), la muleta del PP, y el “Judas” para quien le concede un mínimo de confianza.
¿Qué distinta se ve la política desde los bancos de la oposición, verdad? Reitero: espero que saque buen provecho de su estancia en esa parte del Pleno, para que, si vuelve a tener ocasión, no caiga en las buenas palabras, y las “falsas” buenas intenciones, como pregona –entre otros– el Director de la Fundación Juan Muñiz Zapico, que, por cierto, hay que recordarle a éste dos cosas: no son una entidad cultural, son una entidad de adoctrinamiento ideológico. Ni tampoco el 34 fue labor de los obreros. Al contrario: lo fue de sus embaucadores líderes, entregados algunos a las autoridades y liberados en las siguientes elecciones. Y por último, marchándose a las Américas.
Por eso, esto que llaman los socialcomunistas “cultura” no debiera gravarse con el 21% en el IVA, sino como artículo de lujo, por esotérico.
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