Smart City, neoliberalismo e ignorancia
No sé si tendrá que ver el que la señora Ana Taboada le ate la correa tan corta al señor Wenceslao López para que a éste último el oxígeno no le llegue a la cabeza.
Me he quedado fascinada con la opinión que el señor Wenceslao manifestó este pasado miércoles en el Pleno del Ayuntamiento sobre las Smart Cities. No entiendo muy bien si es por mera ignorancia o simplemente quería un titular efectista que hiciera ruido durante días en la prensa, pues por méritos propios no lo había conseguido aún.
El significado de Smart City, mejor dicho, el significado de OVD Smart City ha hecho posible que tengamos vehículos municipales 100 por ciento eléctricos; gracias a las TIC (tecnología de la información y la comunicación) existe un mejor servicio para trámites online y cercanía con el ciudadano a través de la web del propio Ayuntamiento; es posible pagar desde el teléfono móvil la zona azul, e incluso guiar e informar a los turistas a través de códigos QR sobre la historia de la ciudad. Contamos con un sistema de regadío controlado de forma remota que nos permite ahorrar de forma considerable; taxis/autobuses habilitados para PMR (personas de movilidad reducida); una aplicación desde la cual los ciudadanos podemos crear vínculo directo con el Ayuntamiento y que nos permite tanto notificar como consultar incidencias sobre problemas que podamos encontrarnos en el día a día.
Podría seguir mencionando el loable trabajo que el antiguo equipo de gobierno ha desarrollado sobre Smart Cities, incluso mencionar premios como el que se otorgó a Oviedo en el XIV Encuentro Iberoamericano de Ciudades Digitales celebrado en Quito.
Creo que la idea de la Smart City que quería plantearle ha quedado más que entendida y, si no, no se preocupe, que no me importará extenderle la información.
Y sobre todo decirle, señor Wenceslao, que el anterior equipo de gobierno ha demostrado cómo implicándose e invirtiendo en tecnología, el ciudadano tenía a su alcance hasta al propio alcalde para exponerle sus preocupaciones, como ha demostrado a través de Twitter.
Entonces, le agradecería que ahora me dijera si usted ¿de verdad se cree esa patraña que de forma espontánea, vamos a decir, ha salido de manera "inoportuna" de su boca o, por el contrario, ya ha reflexionado que antes de hablar hay que pensar?
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