Formación inadecuada y facturas falsas

El Tribunal de Cuentas está examinando con detalle los cursos de formación que reciben los trabajadores, y no deja de encontrar irregularidades. Esta vez, en la llamada formación de demanda, la que hacen los empresarios a sus trabajadores a cuenta de la Seguridad Social. El texto analiza un año en concreto, 2012, en el que se dedicó a la formación de demanda la cantidad de 560 millones de euros. Las empresas que quieren dar formación a sus trabajadores pueden bonificarse (dejar de pagar) determinadas cantidades de las que habitualmente ingresan a la Seguridad Social y con eso costear los cursos que reciben sus empleados.

El Tribunal de Cuentas reprocha al Servicio Público de Empleo Estatal y a la Seguridad Social falta de control. En el 68 por ciento de las actuaciones hay muchos incumplimientos y pocos controles, y es que este Gobierno sólo controla a los trabajadores y a los parados, porque, según ellos, son los verdaderos causantes de la crisis y la quiebra del sistema; además, con esta ministra de Empleo y Seguridad Social, que no tiene ni idea de cómo debe funcionar este ministerio (bueno, ni ninguno, por su ignorancia e incapacidad manifiesta), que todo el trabajo se lo deja a su Virgen del Rocío. En lugar de ministros del Gobierno parecen apóstoles.

Si se han destinado 560 millones en un año, os adelanto que si esto se investigara como Dios manda (como dice Rajoy), sería el escándalo más grande de la democracia, con mucho. Las empresas de formación llevan años ofreciendo formación de demanda, con un catálogo cerrado. Han ofrecido tablets, teléfonos móviles y hasta paletillas de jamón a cualquiera que hiciera un curso. Se obsequiaba con catas de jamón y vino a los empresarios. Lo que fuera. Por el contrario, hay un porcentaje enorme de empresas que no se atreven a dar a sus trabajadores formación porque se han encontrado una formación que no podían bonificar porque las consultoras no se molestaban en realizar el proceso de forma correcta. Toma el dinero y corre. La formación era deficiente o directamente no se realizaba, los cursos adecuaban su precio a la bonificación, en su mayoría 420 euros, que es la mínima. Y si bien hay empresas serias, que hacen un buen trabajo y cumplen la legislación, son una minoría ínfima; aquí sí tienen trabajo los legisladores, pero mucho. Y urgente.

Salvo el tema de que se bonifiquen de más, que debiera considerarse delito, probando la mala fe, los demás casos no tienen incidencia económica para la empresa: si les hinchan las facturas, aunque se las bonifiquen, las han pagado. Tanto sale, tanto entra. Y a este negocio esperemos que le quede poco tiempo de legal, que les explico a continuación: empresa más o menos grande de telemarketing que publica un anuncio para seleccionar personal. Se apuntan a este proceso 12 personas. Tienen a estas 12 personas un mes realizando un curso por el que esa empresa cobra subvención. Al final de ese mes no seleccionan, no contratan a ninguna de esas personas. Y eso se repite en toda España, todos los días. ¡Stop!, por favor. Lo que debiera investigar el Tribunal de Cuentas es la propiedad de las empresas de formación y su vínculo con la dirección de las empresas que reciben la formación. Así como a la comunidad que corresponde y al Gobierno central, con sus amigos y familiares que tienen vínculos con dichas empresas estafadoras y ladronas, obsequiándolas con todo el rosario de atenciones personales (viajes, regalos...) entre unas y otras. Porque no es sólo en Andalucía donde pasa esto, sino que está generalizado en toda España, aunque al PP sólo le interesa hablar de la comunidad andaluza. Y entre tanto los socialistas, haciendo el bobo, mirando para otro lado y no sacando a la luz todos los casos de corrupción de los cursos de formación que afectan al PP. Por poner un ejemplo, en Madrid despidieron fulminantemente a un alto cargo que osó denunciarlo ante la comunidad. Ésta es la trasparencia de la que tanto habla el Gobierno del PP.

¡Qué país! No me extraña que ni en Europa ni en el mundo no nos hagan ni puñetero caso. Tenemos una clase política que da verdadero asco. No toda, alguna, pero poca se salva. Todo está corrompido. ¡Todo! Este país necesita empezar de nuevo después de derribarlo todo.

Por otro lado, estos días se ha sabido que el Tribunal de Cuentas (tarde, como siempre, pues estamos hablando de 2012) ha dicho que ocurría esto con los cursos de formación. Por curiosidad, he visitado estos días las portadas de los periódicos de la derecha y alguno que decía que era de izquierdas a ver cómo daban esta indignante noticia -que era un secreto a voces-. Y ni una palabra. Si se tratase de irregularidades en cursos de sindicatos de trabajadores, llenarían la primera plana y varias páginas de interior.