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Carta Abierta a Mariano Rajoy Brey

16 de Septiembre del 2015 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

Sr. Presidente:

En estos cuatro años de legislatura en los que Ud. ha estado al frente del Gobierno de España y, que por cierto se me han hecho eternos, dándome la sensación de que lleva Ud. toda la vida gobernando éste sufrido país, me han sorprendido sus silencios y su capacidad de no decir nada, diciendo. Su utilización constante de la coletilla es de sentido común (viniera o no a cuento) pasará a los anales de la mediocridad en la política y se le citara a Ud. como un maestro en el oficio.

Su frase más larga y, a la vez, brillante aportación al drama de los refugiados que vivimos en Europa ha sido No se puede ser solidario a cambio de nada Le prometo que la he repasado una y otra vez intentando buscarle sentido y sensibilidad (perdón por ponerle el título de una gran película) a su gran aportación.

Raudo he acudido a la fuente que a Ud. y a mí nos alimenta, el diccionario de la Real Academia de la Lengua. De las distintas acepciones que se recogen sobre la palabra solidaridad, ninguna tiene nada que ver con la definición que Ud. hace. He recogido una de ellas: que se siente moralmente obligado a ayudar a los demás y a compartir sus problemas que es lo que la inmensa mayoría de los españoles, a los que Ud. gobierna, han decidido poner en práctica estos días ofreciendo sus viviendas, su tiempo libre, sus conocimientos. Ellos si a cambio de nada, para ayudar solidariamente a aquellos que huyen del horror, de la muerte segura, como lo hicieron los ciudadanos y, en éste caso sí, los gobiernos solidarios con los refugiados que huían de la Guerra Civil española hace ahora 78 años.

Como Ud. recordará en el período desde 1937 a 1939 y la inmediata posguerra se vieron forzados a abandonar su tierra natal y desplazarse a otros países, por motivos políticos e ideológicos, o por temor a las represalias y fusilamientos por parte de régimen fascista instaurado en la Nueva España nacional-católica.

Una gran parte de los primeros refugiados, hasta 500.000 (2% de la población total) fueron acogidos en Francia, según informe oficial de marzo de 1939. Tuvieron que afrontar inicialmente duras condiciones de vida, que se agravaron como resultado del estallido de la Segunda Guerra Mundial y la situación política francesa que obligó, a su vez, a una re-emigración a América y Unión Soviética (México, Argentina, Venezuela, pero también, aunque en menor medida, Chile, Cuba, República Dominicana, Estados Unidos).

El grueso de los refugiados españoles lo constituyeron, excombatientes, políticos, funcionarios, médicos, maestros, profesores universitarios, obreros, intelectuales, artistas, científicos yniños, muchos niños). A raíz de la ocupación franquista del País Vasco, Asturias y Cantabria, se promovió una campaña internacional para evacuar a los niños españoles del horror. Entre 1937 y 1939 se exiliaron 30.000 niños a otros países. Niños, como el niño Sirio Aylan Kurdi que murió en las playas de Europa huyendo de una matanza segura en su país.

Por entonces, todavía no se había firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, como Ud. recordará es de Diciembre de 1948. Declaración que obliga a los países firmantes acoger a todo aquel que sea perseguido por razones políticas, religiosas, ideológicas, de raza. Por entonces funcionó algo que es anterior a los acuerdos, protocolos y normas legales, La Solidaridad, concepto que por lo que se ve no existe en su lenguaje o lo que es peor, tiene un sentido mercantilista (como de la aportación suya se concluye)

Y no existe además porque el Partido Popular, su partido, es el heredero de la Alianza Popular de Fraga Iribarne, (ministro de Franco) a su vez legítimo heredero del franquismo, es decir de los que ganaron la guerra civil española y que propiciaron la masiva salida de españoles en aquellos tiempos, por ello no pueden tener la sensibilidad necesaria para entender el drama de los refugiados. Sólo a partir de ahí, cobra sentido su frase, No se puede ser solidario a cambio de nada

Recuerde, por otro lado, el discurso de su actual cachorro, el diputado y vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, en una convención de su partido, quien acusó a la Izquierda de ser unos carcas de estar todo el día dando la vara con las fosas de los abuelos de la guerra civil.

No hay sensibilidad hacia los refugiados, Sr. Presidente, porque fueron los padres y los abuelos de los actuales dirigentes de su partido los que persiguieron a los españoles por el delito de pensar distinto o en el mejor de los casos miraron para otro lado cuando franco fusilaba a los que no pudieron exilarse.

Le recuerdo, además Sr. Presidente que, la Siria que hoy se desangre por dentro y por fuera, acogió hace doce años a dos millones de refugiados iraquíes que por entonces huían del bombardeo que su antecesor José María Aznar propició al llamado del tándem Bush-Blair.

Por todo ello, Uds. dieron la batalla ideológica para suprimir en la enseñanza la asignatura,educación para la ciudadanía dentro de la cual el contenido sobre la solidaridad tenía una gran relevancia. No les gusta la palabra porque tiene una carga radical, peligrosa, contagiosa y ya se sabe, Uds. son personas de bien y huyen del contagio.

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