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La gran tribulación

17 de Septiembre del 2015 - Carmina Tapia (Oviedo)

Un joven de mente inquieta a su abuelo preguntó: ¿por qué corre tanta gente, con hambre, frío, calor?

Los niños lloran... se mueren. ¿Qué pasa, abuelo? ¡Por Dios! ¡Estas guerras tan injustas no las puedo comprender!

El abuelo le contesta que todo este gran dolor es porque estamos inmersos en la gran tribulación.

...Y dime, ¿por qué en la tierra... grandes grietas la recorren... las casas se desmoronan... debajo gimen los hombres... los niños lloran sin madre y hay gritos que no se oyen?

El abuelo le contesta que todo este gran dolor es porque estamos inmersos en la gran tribulación.

¿Por qué el mar está enfadado... se sale del sitio justo que Dios le había marcado y penetra en las ciudades hundiendo todo a su paso?... Las gentes horrorizadas no saben adónde ir, entre sollozos y llantos... ¡esto es un loco sufrir!

Y el abuelo le contesta que todo este gran dolor es porque estamos inmersos en la gran tribulación.

¿Y estas guerras? ¿A qué viene tanta muerte... tanta muerte y destrucción? ¿Tantas familias errantes llorando en suelos extraños que parten el corazón? ¿Por qué matan a inocentes sólo por creer en Dios? ¿Por qué un odio tan injusto?... ¿Por qué esta persecución?

El abuelo le contesta que todo este gran dolor es porque estamos inmersos en la gran tribulación.

¿Por qué no se acaba entonces? ¡No se ve un rayo de sol!... aunque también hay quien ríe frívolamente y su humor pregona a los cuatro vientos ignorando su dolor...

El abuelo le contesta: ¿sabes tú lo que nos falta con toda seguridad?

¡Pedirle perdón a Dios, hincando rodilla en tierra!

¡Pero con santa humildad!

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