Monedero se inmola
Ahora que, en este mundo lleno de medianías, surgen líderes sobradamente preparados que nos abruman con sus currículos –y no hablo sólo de Pablo Iglesias, Errejón y demás, sino también de los tradicionales de los partidos dominantes en los que lo aparente viste mucho–, es triste comprobar cómo la estulticia acaba asomando por las grietas de tanto máster y carrera universitaria.
Supongo que cualquier medianía ya sabe que nos gobierna la vulgaridad y que el relevo, sea más o menos antiguo, sea nuevo, no parece que nos traiga nada capaz y que nos sorprenda en brillantez, o haga algo trascendente. Por lo menos yo, que soy bastante medianía, me he dado cuenta.
Lo que, sin embargo, me ocurría hasta ahora es que, a pesar de los pesares, creía un poco, ilusamente, en la gente nueva, o autotitulada como capaz, instruida, con varios idiomas y diseños curriculares a la última moda. Los catalanistas publican ahora chistes sobre la capacidad políglota de Rajoy en comparación con Artur, que sabe Mas idiomas. Aunque tales habilidades no suponen anular el latrocinio ni el egoísmo que sí que impregna y caracteriza a nuestra clase política.
No obstante, a lo que voy: ayer comprobé que por regla general, excepto honrosas excepciones, ningún político actual merece estar en la organización “Mensa” que, por si no se sabe, agrupa a personas con un elevado cociente intelectual.
Y lo digo únicamente porque un ideólogo de Podemos, o antiguo miembro de dicho partido, ha dicho en “El País” que Leopoldo López es un terrorista, culpable de cuarenta y tantas muertes ocurridas en las algaradas de oposición al régimen de Maduro, en Venezuela, o por protestar los resultados de las elecciones. Y que es justo que lo condenen a trece años de prisión. Ese ideólogo es Juan Carlos Monedero. El crítico de Podemos, la cabeza pensante hasta que se marchó de la formación.
Hay que ser medio bobo, y muy soberbio, o las dos cosas a la vez, para llegar a creerse lo que Monedero dice. Cualquier justificación del régimen actual venezolano es de una excentricidad punible. Maduro no hace nada a derechas, para mayor gloria de los extremistas bolivarianos. No creo ni que acierte a freír un huevo dignamente. Se quemaría. Y eso lo sabe cualquier tertuliano televisivo de medio pelo. Es un majadero listillo que se ha colado en un Gobierno bananero a la sombra del gran animador que fue Chaves. Si Chaves era ridículo, Maduro es patético, y patético todo lo que hace y lo rodea.
Hasta ahí, todo más o menos como se sabía.
Pero un españolito bien formado, profesor universitario, y aun cuando estuvo contratado por dicho Gobierno, tendría que apelar a la lógica, y su mente negar todo reconocimiento al régimen de Maduro, so pena de mostrarse como realmente parece que es: o imbécil, o de una soberbia que trasciende a su propia esencia. Yo me inclino por una mixtura de ambas.
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