Mongolia interior
Por segunda vez en poco tiempo un humorista de “Mongolia” sale en defensa, en LA NUEVA ESPAÑA, del Zapata de los chistes antisemitas. Lo hace con dos argumentos: primero, que el humor negro tiene reglas propias; segundo, que los chistes de Zapata son anteriores a su condición de concejal, por lo que no viene a cuento recordárselos.
Aplicando la lógica de “Mongolia” (al parecer, muy compartida), tendríamos que el único inconveniente para que Goebbels fuera uno de nuestros concejales sería que lleva setenta años enterrado, pues las burradas que haya podido decir contra los judíos serían anteriores a su investidura como concejal.
Las declaraciones del humorista se producían con ocasión de una performance de “Mongolia” en el teatro Filarmónica, de titularidad municipal. El cartel que publicitaba la performance exhibía un impactante 11-S sobre la torre de la Catedral, enfilada por varios aviones. Obviamente, que la torre de la Catedral no tenga gemela no es culpa de “Mongolia”. En las mismas fechas, la Corporación ovetense, filopodemita, brillaba por su ausencia en la jornada de puertas abiertas de la sinagoga de Oviedo (huésped, precisamente, de un local municipal).
¿Podemos? Podemos estar tranquilos, los yihadistas no organizarán aquí ninguna escabechina. “Mongolia” no es un “Charlie Hebdo”. Saben bien de quién se burlan: los judíos y los canónigos son gente civilizada. El humor negro tiene sus reglas. Más claro, ni el agua.
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