A toro pasado

16 de Septiembre del 2015 - Francisco Lozano Sanz (Cangas de Onís)

Concretamente El Torneo de El Toro de la Vega, que este año ha tenido una gran repercusión en los medios de comunicación.

Aunque son casi veinte años los que llevo viviendo en el Oriente de Asturias, no olvido mi pasado: nací en una casa ya hundida y olvidada de un pinar de Valladolid; viví mi infancia y adolescencia en cuatro pueblos circundantes a Tordesillas, incluso tuve compañeros de allí. También viví y trabajé en: Segovia, Soria, Burgos, Ávila y Zamora. Creo conocer bien Castilla y el medio rural.

Para entender el porqué del empecinamiento de los vecinos de Tordesillas con este sangriento espectáculo y la justificación del mismo hay que remontarse al pasado, al medievo.

El Renacimiento que surgió en Italia entre los siglos XIV y XV, pasó desapercibido en España. Aquí quemábamos brujas en la hoguera y hacíamos uso del garrote vil en las plazas mayores de los pueblos, y a la vez estábamos sometidos al poder de la realeza y la Santa Iglesia Católica.

La Revolución Francesa y la Ilustración sentaron las bases de un nuevo modelo social y generaron la semilla de la sociedad moderna, mientras que en España gobernaba el despotismo de Fernando VII, apoyado por la Iglesia.

La Revolución Industrial supuso en el Reino Unido, principalmente, la concienciación de la clase obrera, los primeros sindicatos y las primeras conquistas sociales, mientras en España Alfonso XIII, y el Doctor Marañón viajaban a Las Hurdes en 1922 y descubrían el subdesarrollo y la miseria en la que vivía gran parte del medio rural.

El Mayo del 68 en París, la Primavera de Praga, La Revolución Húngara removieron los cimientos de Europa. En España -y hasta septiembre de 1975- el dictador Franco firmaba sentencias de muerte tomando café.

Todos los movimientos sociales y revoluciones que ha vivido Europa antes incluso de serlo- han acontecido al norte de los Pirineos. Aquí pasamos de la monarquía, a la Dictadura de Primo de Rivera, de ésta a la de Francisco Franco y de él a esta especie de nueva nobleza que son los partidos políticos (antes eran Austrias y Borbones, y ahora son el PSOE y el PP).

Ingenuamente muchos pensábamos que esta sociedad vivía anacrónicamente sumida en un apéndice del continente europeo, aislada y abandonada por culpa de la cruel e inacabable dictadura franquista, y que todo cambiaría con el ingreso en la entonces Comunidad Europea, que el flujo de turistas provenientes de países democráticos y civilizados, y actualmente, Internet, las Redes Sociales, los viajes al extranjero de los jóvenes estudiantes, Erasmus etc. redimirían a la España que describía Machado y la despertarían de ese letargo de siglos.

Pues no.

Castilla continúa durmiendo el sueño del pasado, de sus cada vez más reivindicadas tradiciones.

La tradición como sustituto del nacionalismo que nunca ha existido en Castilla, doy fe de ello-, aferrarse a costumbres ancestrales (no siempre: a veces se considera Tradición modas y hábitos con escasos lustros de práctica) y al Si siempre se ha hecho así como sustituto de ese nacionalismo, identidad y orgullo de haber nacido o ser de un lugar determinado, que ha surgido en casi todas las Comunidades Autónomas, con mayor o menor intensidad.

Cuando regreso a Valladolid (o Segovia, Soria no existen apenas diferencias) y coincido con los encierros, quintaesencia y eje central de las fiestas mayores de los pueblos, de: Medina del Campo, Íscar, Matapozuelos, Alcazarén etc. recupero, regreso al pasado: los mismos comportamientos, las mismas burradas de los mozos y de los mayores también-.

Esas expresiones tan de la tierra que los vecinos devolvían a los que se manifestaban en contra del Torneo como: piojosos, asquerosos muy habituales por aquellos lares- y el sempiterno: cagüendiós, como reafirmación del ser, del orgullo de pueblo, que consiste en la exaltación de lo tosco, lo burro, lo brutal y lo feo (¡Somos más feos que el copón, y no tenemos novia y no tenemos novia!), algo que lleva años cantándose en las fiestas de los pueblos y que parece haber pasado a ser Tradición.

Gila conocía y comprendía estos comportamientos y contaba unos chistes de humor negro, a veces crueles, que explicaban el acervo cultural del medio rural castellano. Aquello de

pues si no aguantas las bromas y no te gustan, te vas del pueblo después de haber arrojado al forastero al pilón.

En menos de un mes volveré a Medina del Campo (Valladolid) y a Coca (Segovia) donde se halla parte de mi historia. Allí viven amigos entrañables (curioso: alguno de ellos taurino), gente sencilla, sin complejos ni prejuicios nacionalistas llanos, como la Meseta Castellana, gente sana que abunda en el Valle del Duero. Una forma de vida que desaparece, una población envejecida, un territorio muy poco poblado, tierra de emigración y de pocas expectativas y oportunidades para la gente joven.

En Mucientes muy cerca de Valladolid- hay un museo de instrumentos musicales y un escenario donde Paco Díez, gran músico y estudioso del folclore, se esfuerza por recuperar los romances, los cantos sefardíes y arábigo-andalusíes, en darlos a conocer y así transmitir el legado y la cultura del pasado para llevarlos al S XXI. No muy lejos del Aula Museo de este insigne artista, hay una casa de adobe como muchas del pueblo- que lleva décadas abandonada y corre el riesgo de hundirse. En ella se mantiene, a pesar del tiempo y del inclemente y áspero clima mesetario, una inscripción que reza literal- Viva los quintos del 71. El tiempo parece no pasar, el pueblo envejece, algunas ideas del pasado como la tradición, también.

Epílogo. Espero que los vecinos de Tordesillas recapaciten. Han logrado algo que muchas otras poblaciones desean: dar a conocer a su pueblo, ponerlo en el mapa y en la actualidad. Sí pero no tienen más que entrar en Internet y anotar Tordesillas. El resultado de la búsqueda arrojará cientos de referencias a su Fiesta, Torneo, Tradición en los que, añadidos verán vídeos domésticos del toro con varias lanzas clavadas, huyendo de los humanos, huyendo de la barbarie ¿Es así como desean los tordesillanos (por extensión: vallisoletanos, castellanos, españoles) ser reconocidos y valorados?

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