Urgencias del Hospital de Cabueñes
Estimados señores: soy mujer de acción, no de vanas palabras, por lo que paso a describir brevemente lo sucedido el día 16 de septiembre en el servicio de urgencias del Hospital de Cabueñes de Gijón (como podrán observar por mi relato, no soy licenciada en Medicina).
Mi padre D. S. M., de 79 años de edad y con un estado delicado de salud, motivado por sus numerosas patologías crónicas, fue atendido a las 10.36 horas en el servicio de urgencias del mencionado hospital. Decidimos trasladarlo porque su estado general había empeorado súbitamente en las últimas horas. Le fueron realizadas numerosas pruebas, concluyendo que padecía un trombo a nivel femoral. Con este diagnóstico, y con una citación para cirugía vascular, el día 16 fue dado de alta. El plan, que no tratamiento, un anticoagulante hasta que le vea el especialista.
Me asalta una pregunta: ¿estos señores habrían dado el alta a su padre con un trombo que, quién sabe, se puede mover y tener fatales consecuencias?
Espero que esto no ocurra, porque, como ya dije al comenzar esta reflexión, soy mujer de acción y estaría dispuesta a llegar donde fuera para que asumieran su responsabilidad.
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