Migración, sentimientos y arma letal
Ante el drama humano causado por los fanáticos musulmanes en el Oriente Próximo, me desconciertan la falta de respuesta “adecuada” del mundo occidental, así como el revuelo motivado por la imagen del niño muerto devuelto por el mar. Llevamos años sabiendo que quedaron bajo el mar muchos niños sin lograr la otra orilla. Todos los días deshacen niños en el vientre de sus madres, ¿por inoportunos? ¡Ah!, claro, ésos tampoco se ven. Somos unos farsantes: si no sale en la tele, no existe. Y cuando sale, manipulan nuestros sentimientos.
La historia de la Humanidad está jalonada de flujos migratorios; pero esta migración está urdida por el ISIS con el objetivo de desestabilizar Europa. ¿Por qué no acogen a los sirios en la península Arábiga? Son países afines y muy ricos. Por tratado internacional, hay que acoger a los refugiados, sí; pero que en un pueblo andaluz les den los 40 únicos empleos para recoger uva, y ni siquiera lo repartan al 50% cuando aquí nos negamos el agua entre comunidades, algo falla.
El “a ver quién acoge más” traerá más efecto llamada, como el “papeles para todos” del Sr. R. Zapatero; resultado: doblar el paro. A su vez, Felipe González ha dicho que hay 20 millones de moros deseando venir y que Europa los necesita. Este señor también había dicho: “España es un país de servicios”. Dicho y hecho: nos dejó un país de camareros y sin liquidez para las pensiones. Ahora quiere desfigurar Europa. En tal caso, sería mejor traer iberoamericanos, por afinidad y deber moral; pero no, a éstos, en Cataluña, los vetan por odio a lo español, en favor de los musulmanes. Como fruto, allí, según la CIA, está lo peor del yihadismo europeo.
Lo de “la Tierra, desde el espacio, no tiene fronteras” es muy bonito; tampoco se ven las ideológicas, y son las peores. Y seguirán así, porque el progreso espiritual va camino inverso del material. Es imprescindible que entre el buenismo mareante y la reportera pateadora haya mesura, pero es muy difícil: islamistas y rojos siempre se entendieron en una causa común: el odio al cristianismo. Por eso los islamistas, en España, piden el voto para los rojos. Éstos, a su vez, los apoyan, como hizo Iñaki Gabilondo en noviembre de 2009, cuando afeó a los suizos votar “no” en el referéndum sobre los minaretes en las mezquitas. En su telediario de la Cuatro, puso el letrero: “El mal ejemplo de Suiza”, con el consiguiente mitin.
Estas teles (en manos de pijos progres y millonarios) que tanto denuncian la pobreza tienen culpa en la ruina dejada por Zapatero; pues lo apoyaron con entusiasmo en su reelección. Ahora piden mucha acogida, dicen que los inmigrantes ni quitan trabajo, ni usan sanidad, ni delinquen ¡Qué santinos! Pero que subvencionen el Corán y que la Biblia la tengamos que pagar “mosquea” mucho. Por eso asquea tanto sectarismo y lavado de cerebro. Ahora el entusiasmo sigue con los “podemitas” (en sus ayuntamientos hubo 19.000 parados de los 21.000 en agosto). Vinieron para quedarse, y con ellos la ruina. Pero, por favor, no nos toquéis los... sentimientos.
Francisco González Javier
Gijón
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