Rabia y tristeza
Cuando días pasados leí en las páginas de ese diario que el alcalde de Oviedo no permitía que la representación de la Guardia Real participase en el desfile del Día de América, sentí rabia y tristeza ante la falta de criterio de nuestros políticos. Cuando me enteré de que el señor alcalde de Mieres permitía que los componentes de la Guardia Real conviviesen con los mierenses y realizasen las actividades programadas en su ciudad, me llevé un gran alegrón al constatar que, al menos, un político asturiano tenía la cabeza y los redaños donde ha de tenerlos un político que se tenga por tal.
Afortunadamente para Oviedo, los ovetenses, que llevamos en nuestro escudo la merecida leyenda "Muy Noble, Leal, Buena, Heroica e Invicta Ciudad", dimos una sonada réplica a la necedad de nuestros políticos llenando el Auditorio a rebosar y aplaudiendo a rabiar todas las interpretaciones de la Banda de la Guardia Real y ovacionándola al final en los himnos de España y Asturias. Y, pese a la opinión del Alcalde, no fue "la derecha rancia" quien le pitó; fue el pueblo de Oviedo, el mismo que le apludió. Votantes unos y otros.
¿Tomarán buena nota de su metedura de pata nuestros politiquinos? ¡No!, p'a qué... Ya lo dijo maravillosamente nuestro Teodoro Cuesta: "Nunca de la morciella el tufu golieron sos narices e sin comer morciella son felices". Y a buen entendedor...
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