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Enhorabuena, señor Morales

22 de Diciembre del 2008 - Mª Jesús Blanco Acebal

El día 29 de noviembre, en su congreso regional, el Partido Popular eligió al presidente que regirá sus destinos durante los próximos cuatro años. La elección recayó en don Ovidio Sánchez, como ya sabíamos, o por lo menos intuíamos casi todos, habida cuenta de que los apoyos explícitos de las juntas de Oviedo, Gijón y Avilés hacían casi imposible cualquier otro resultado. Resulta un poco extraño que el propio presidente electo haya renunciado a ser candidato a la Presidencia del Principado en las próximas elecciones autonómicas. Aunque parezca lógico después de sufrir tres derrotas consecutivas, lo realmente increíble es que se empeñe en no abandonar la presidencia del partido y más increíble aún que su partido le haya apoyado mayoritariamente. Y cabe preguntarse, ¿quién será entonces candidato a la Presidencia? ¿Lo elegirá el propio señor Sánchez a dedo o habrá que hacer unas primarias para buscar un candidato idóneo? Y en el caso de que sea así, ¿por qué no se han hecho ahora para elegir al que, además de presidente del partido, pueda ser su digno representante con posibilidades de éxito en las próximas elecciones autonómicas? El mismo Mariano Rajoy lo ha dejado claro: seguirá siendo candidato a la Presidencia de la nación como presidente nacional del partido que es. Parece que la situación no es extrapolable a Asturias, que, junto con Murcia (y no por mucho tiempo, ya que el partido en su último congreso regional se pronunció en contra de esta situación), es la única comunidad autónoma donde el presidente del partido renuncia a ser candidato a presidente de la comunidad. Pero volvamos al congreso y analicemos los prolegómenos. Empezaremos por el momento en que el señor De Lorenzo hace público su apoyo a Ovidio Sánchez. No sé los motivos últimos que lo impulsaron a hacerlo, aunque me los imagino, pero queda bien patente que al Alcalde le gusta el partido como está, a pesar del fracaso en las elecciones autonómicas y el suyo propio en la últimas generales, y no cree necesario hacer ningún cambio en profundidad. ¡Sorprendente! El apoyo de Pilar Pardo llegó más tarde, después de intentar sin éxito encabezar la candidatura autonómica a cambio de su apoyo a Juan Morales como presidente del partido. Por supuesto, el señor Morales no accedió a sus pretensiones y entonces la señora Pardo, después de consultar con la almohada y no sé si con el señor Sánchez, le dio a éste su apoyo incondicional. En Avilés, el señor Aréstegui, político profesional donde los haya, que ha perdido con su pésima gestión muchísimos votos, a juzgar por los resultados obtenidos en las últimas elecciones, tanto autonómicas como generales, también da su apoyo a quien en lugar de pedirle cuentas, le apoya en su más que discutible labor como presidente del partido, o sea, el señor Sánchez. Y así las cosas, y siguiendo con los prolegómenos, no podemos dejar de mencionar lo ocurrido en las juntas locales de Cangas del Narcea, donde se intentó boicotear la elección de algunos compromisarios, los favorables al señor Morales, y en la de Mieres, donde pasó algo parecido que acabó en golpes y empujones de unos y otros, dando una imagen lamentable y dejando a la luz la existencia de unos intereses cuando menos sospechosos.

Hace algunos días, Juan de Lillo, excelente periodista y escritor jubilado, pero por suerte para sus muchos lectores todavía en activo, como a él le gusta decir, en un magnífico artículo titulado "Un gran espectáculo", publicado en este mismo periódico, se refería a la clase política como una casta intocable, una nueva aristocracia, cuyos dudosos servicios a la comunidad en nada justifican los enormes sueldos que perciben y los grandes privilegios de que disfrutan. La consecuencia inmediata es que la inmensa mayoría de ellos pretende perpetuarse en el cargo y hace lo posible y lo imposible por mantener el estatus de privilegio de que disfruta y que difícilmente el resto de los ciudadanos que vivimos de nuestro trabajo y pagamos sus sueldos podremos alcanzar.

Conozco muy superficialmente al señor Morales, pero sé de él dos cosas que le hacen un buen candidato. Que fue un excelente portavoz (sé de buena tinta que los diputados socialistas quedaron encantados cuando fue sustituido por el señor Sánchez) y que no es un político profesional ni necesita el cargo para vivir. Ha hecho una durísima campaña explicando sus ideas en las juntas locales más pequeñas de los pueblos más remotos para poder reunir los avales necesarios para optar a la presidencia, sabiendo de antemano que no tenía el apoyo de las grandes. Ha demostrado que es un valiente oponiéndose a un muro indestructible de intereses, de pactos y apoyos a cambio de favores entre los profesionales de la política desgastados e inútiles, que se resisten a dejar en manos de otros lo que tantos beneficios les reporta. Pero lo que sí tiene el señor Morales, y él mismo lo ha comprobado en estos días, es el apoyo de mucha, muchísima gente que no vota en los congresos, pero sí en las elecciones generales o autonómicas, y que le ha demostrado su confianza.

Y para bendecir todo esto y dar la enhorabuena por enésima vez al señor Sánchez, Mariano Rajoy, que en los últimos tiempos y después de algún gesto prometedor de cambios en el partido se ha convertido en un predicador aburrido y lejano que a nadie engancha y que está haciendo una pésima oposición, no sé si porque no quiere o porque no sabe, pues ni siquiera ha sido capaz de sacar los colores al Gobierno en el momento de mayores desaciertos. Y así están las cosas en el Partido Popular regional y nacional, y así seguirán mientras los que ya han tenido todas las ocasiones de mejorarlo sin haberlo conseguido sigan ahí ocupando el sillón y sin dejar que nadie con ideas nuevas y espíritu renovador tenga siquiera la oportunidad de ser elegido. Gracias, señor Morales, por haber sido un excelente candidato. Aunque sé que no le consolarán mucho mis palabras, porque, como decía Winston Churchill, tras un recuento electoral sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores.

María Jesús Blanco Acebal, profesora del I.E.S Alfonso II de Oviedo y de la E.T.S.I.M.O

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