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Sobre Evo Morales

22 de Octubre del 2009 - José Manuel Gómez-Tabanera (Oviedo)

Ignoro el sistema utilizado en Bolivia para nominar a hijos y descendientes. Incluso si existen padrinos para los distintos casos y el procedimiento seguido dentro de la religión impuesta desde la colonización española, que en unas regiones se impondría más que en otras. El caso es que en algunos lugares se utilizó el nombre de «Evo», quizá masculinizando «Eva», nombre que las Sagradas Escrituras impusieron a nuestra madre común. En España dicho nombre masculinizando apenas se impone, ya que, desde la mocedad, posiblemente diese a su portador un acercamiento no querido al mundo gay.

Ello hace que desde que la República de Bolivia estrenase como presidente a un bon sanvage («buen salvaje»), de nombre Evo y de apellido, Morales, –muy ibérico–, y éste se presentase en una visita (¿semioficial?) en 2006 embutido en un jersey a rayas un tanto kitsch, no quise clasificarle, más cuando, con la citada indumenta, pudiera recibirle nuestro soberano en una audiencia no programada. Apenas sé de Bolivia lo que nos cuenta la prensa y televisión y lo que aprendí siglo atrás, es decir, nada, sólo que adquirió su independencia hacia 1825 (cifra procedente de chuleta) y que, pocos años después, contando ya casi con el millón de habitantes, ya indígenas, ya emigrados hispanos, perdió su salida al pacífico, aunque se mantuvo, más bien que mal, hasta la guerra del Chaco (1932-35), gobernándose en alternancia varios partidos nacionalistas, incluso de izquierdas, hasta 1952, año en que se impuso Víctor Paz Estenssoro, miembro del MNR, apoyado inicialmente por el POR. Todo ello se iniciaría tras conseguir la nacionalización de las minas de estaño, –gran riqueza minera de Bolivia–, hasta entonces detentadas por familias descollantes. Tras ello vendrían las reformas sociales que establecieron el sufragio universal y la reforma agraria, ambos consagrados en la Constitución de 1961. No faltó en los años siguientes la sucesión de varios regímenes, pero también sublevaciones militares, hasta que en 1985 H. Bánzer ganase las elecciones. Al mismo sucederían varios gobiernos de raza hispana, hasta que en el 2066 el elemento indígena hizo posible el acceso al poder a Evo Morales, un político indígena que, insistimos, apenas había conocido otra escuela que el socialismo impregnado de idearios semejantes a los que sustentaba la neodemocracia española de los 2000.

Nominado presidente, decide conocer la España postfranquista, que vive superando la anterior dictadura. Así, el bon sanvage se nos presenta en 2006 logrando una popularidad por su misma indumentaria insólita, que le permitió conocer a un sinfín de gente. De regreso a su país y tras adquirir algunas nociones de idiosincrasia española, pensaría, dos o tres años después, que no estaría mal visitar de forma oficial España, un tanto alicaída bajo un gobierno socialista, lo que le dio la idea de conseguir la condonación de una deuda cercana a los 70 millones de euros, de la que suponemos sabe Moratinos más que los mismos españoles. No es extraño que lo haya conseguido. La condonación se firma estos días, sorprendiendo a una gran mayoría de los españoles, más cuando el asunto no se ha tratado en el Parlamento –que sepamos–, ni con «luz y taquígrafos», como pediría la UE, que sabe perfectamente de nuestra situación económica.

Lo más pintoresco de todo esto es que Evo Morales, bon sanvage, nos llega, en su doble visita, sin conocer la Historia de España, a la medida de nuestros Bachilleres. Sus mismos discursos le ponen en evidencia, así que incluso el Palacio Real, donde los Reyes de España y sus más de cien invitados le agasajaron con su indumentaria de «buen salvaje», no es el mismo que hubiera utilizado un Hasburgo, quizás en Sevilla. También que pudo aclarar finalmente que España es un Reino, no una República y asimismo que la dinastía reinante no es la misma que la que se hizo con América, siendo Austrias los que llegaron a sus recónditos lares, habitados por indígenas amerindios, ya quechusas, ya guaraníes, con los que se mestizaron en algunos momentos los consquistadores hispanos, creando la bolivia histórica y poniendo las bases de sus actuales agricultura y minería (estaño). Más tarde se impondrían otras industrias, como la alimentaria y textil, así como la obtención de bienes de, tarea que incumbió mayormente al mundo indígena.

Posiblemente Evo Morales, bon sanvage, y presidente de Bolivia, que no cursó el Bachillerato, fue elegido en buena ley por su pueblo, sin darle tiempo a saber, antes de llegarse a la Península, que España sigue siendo un Reino y no una República y que el Palacio de Oriente (Madrid), en el que cenó con los Reyes y numerosos vips no fue el de los Austrias, ya arruinado, y cuyos soberanos colonizaron Sudamérica haciendo posible que naciese Bolivia como nación, que no pudo fundar la España Imperial, rota en el siglo XIX, antes de que existiera en América una juventud solidaria y revolucionaria, aunque harto ignorante y cuyo destino ignora.

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